#100
Tras un rumbo…

Cuatro Habitantes de Mexico – Frida Khalo – 1938
Dorothea Tanning
Compartir en las redes sociales
Escribo tironeada por mi propia crítica, la que me dice: esto es obvio, todo el mundo lo sabe, quitalo.
Esto es más para una sesión de psicoanálisis que para el festejo del sostenido empeño de la AAL con su publicación, no está a la altura de este acontecimiento, etc. etc. Sacá todo eso también.
De hecho, que es la segunda vez que me siento a escribir este artículo: el anterior se titulaba “Raro, todo muy raro”, que en verdad era la síntesis del estado de sorpresa en el que vivo estos momentos, calculo que como muchos de todos nosotros.
Como si hubiera habido un golpe de Estado que, por su propia naturaleza, derribara las instituciones. No lo hubo afortunadamente, pero por goteo y a veces en dosis de chorro es lo que está sucediendo, sumiéndonos además en una crítica, burla y estado de sospecha permanente. Ensobrados, casta, alentadores de la industria del juicio. El cambalache de discepolín, donde todos somos lo mismo nivelando para abajo. Pero, ¿quiénes lo dicen?, ¿cómo lo sostienen?, ¿cuál es el fundamento y el método de comunicarlo? Sin miramientos, distinción, ni respeto alguno, por pura prepotencia del poder.
En esta lógica por lo tanto, el sector más golpeado es el de los trabajadores que, tal como los laboralistas lo sabemos (sin olvidar a los que pierden su asistencia sanitaria imperiosa, ni a los jubilados que sacrifican remedios y al menos una comida diaria, que por supuesto sufren todo eso precisamente por su originaria condición de trabajadores) es una enorme mayoría por donde comienzan todos los ajustes, que no tiene fuerza ni debe tenerla en su opinión (por eso el derecho de huelga debe ser coptado).
El poder lo tiene quien dispone de la seguridad del dinero (capital? en la versión histórica que sea, lo que hoy incluye criptos y “trash coins”), que solo pretende acumular más y más, y justamente en la ecuación de la vida, siempre la mayoría real es la de aquellos que solo disponen de su fuerza física y mental (esto último cuando es posible, pues tras los estragos de la droga , eso que veíamos en las películas, una suerte de mutantes sin voluntad, solo desesperados, son víctimas también de un GRAN negocio que se los lleva puestos), por lo tanto mayoría no es sinónimo de fuerza superior, sino inferior.
Si además se la convence, es mucho más fácil. Hoy todo ello es muchísimo más ágil y veloz, mediante TikToks, IA y demás yerbas, al colocar instantáneamente en los celulares la desinformación que se desea, como si fuera la verdad, amedrentando a su vez desde el poder que se tiene, sustentado a veces en el armado bélico, donde la guerra es un negocio, es decir una fuente de lucro más, y por supuesto en el narcotráfico, muy rentable, por demás.
Muy pronto, será masivo el reemplazo del celular por algo mucho más pequeño insertado en el individuo al nacer o antes aún, tendencia imaginable desde la obra de Orwell, máxime en el estado de la ciencia.
Cuando esa desinformación llega a los niveles de conducción, es gravísimo, porque los engañados ahora son quienes conducen y, o saben que engañan o solo replican convencidos de una verdad parcial, o una mentira total. Si le sumamos que desconocen las categorías del derecho, el contenido constitucional, y por supuesto de la historia misma, a la que se reconstruye con cortes arbitrarios, que solo evidencian ignorancia, el coctel es tremendo.
A la desinformación jurídica, de las estructuras mismas del Derecho y de la organización y obligaciones de los poderes del estado, la hemos señalado muchas veces, así como denunciado que algunas cátedras universitarias, y otras tantas editoriales, han colaborado en esa desinformación, no tomando en serio al Derecho Constitucional, como si fuera válida toda variación interpretativa por vía de ley y/o de decreto, y como si pudiese imponerse desde la Corte Suprema imperativamente una interpretación, por contraria que sea al orden constitucional.
Por el contrario, el juez y el abogado que juran por la constitución, se deben a ella, y el primero debe anteponerla a cualquier interpretación que la contradiga, por imperio mismo de la CN. Sino estamos mintiendo desde que prestamos juramento, como abogados y como jueces.
Sin embargo, o porque les tocaron las cátedras o las publicaciones que sostienen lo contrario, o por depender del poder de turno, hoy más que nunca algo puede ser y no ser al mismo tiempo. Con lo cual nos quedamos sin rumbo.
Bueno, justamente no debe ser así. Hoy mismo (8/3/2025), un periodista muy conocido, Oppenheimer, exhibía el ranking para Latinoamérica de los gobiernos más corruptos y su opuesto, ello con motivo de una oposición de Trump a la ley antisoborno en los EEUU, cuya suspensión procurara. Algo así, como la liberación del lobo dentro del gallinero.
¿Qué tiene que ver? Que el resultado (Uruguay y Chile entre los menos corruptos, Venezuela y otros entre los más, nosotros en un término medio), exhibía el problema del exceso del poder concentrado en el ejecutivo que favorece la corrupción, mientras que en los países en donde se respeta el debate parlamentario y no se incide en el mismo (ensobrando, metiendo miedo, etc), funciona el equilibrio de poderes, y otro es el resultado.
Decía el otro día un economista argentino, que Uruguay es como es, porque respeta el manual. Cierto, muy cierto, las reglas de juego de Ross . El manual es la constitución, pero si no se la toma en serio, y se insiste en sostener que es igual a la de EEUU, los que deben saber bien que no es así y que lleva a un modelo judicial dependiente del poder político de turno, dada la vinculatoriedad de sus decisiones en esos esquemas de organización, hacen un enorme daño (sino, recordemos la jugada de Trump para desinstalar el aborto, procurando convencer de que la jueza de la Corte Ruth Ginsburg, no se encontraba en su sano juicio cuando no era así, a fin de desplazarla de su banca y así lograr colocar un juez partidario, pero su muerte le allanó el camino y le otorgó los votos necesarios para modificar el precedente, siendo abucheado por los presentes cuando acudió a su funeral, por haber pretendido siempre alterar la voluntad popular).
Por lo demás y en sentido contrario, el mismo líder procuraba la independencia de los jueces, solo atados a la normativa, cuando de la OMC se trataba. Algo así como que, en el interior del país las normas son juguetes vistosos en las manos de los jueces como decía el juez Holmes , y podemos logar decisiones que las contradigan, no así cuando la disputa es internacional. Ahí sí, quería seguridad jurídica.
Fuerza pura, poder puro. Bueno retomando, si el juego se pretende que debe ser este, habría ganado la partida Hobbes, donde el hombre es el lobo del hombre.
De nuevo me agobia, todo eso lo sabemos.
Pero tanta historia, tanta sangre, tanto dolor, para dejar todo en esta situación, para no rescatar que podemos ser mejores, me niego.
Creo en efecto, que la ignorancia es la madre de todos los males, y que a pesar de que se asusten creo necesario, imprescindible ayudar a pensar, a que no nos dirijan la mente, que seamos libres (sí, sí, eso dije, LIBRES) y que conozcamos en este caso el derecho que hemos conquistado (aunque es mucho más que eso lo que tenemos que conocer), el mejor históricamente, que si no fuera por esos juegos aviesos que llevan a creer lo que no es, y fuésemos respetuosos de nuestros acuerdos y juramentos, y por lo tanto lo honrásemos, otra sería nuestra historia. Confío en que lo será, creo en eso en serio.
San Martín, Favaloro y un largo etcétera existieron, llenos de méritos. Pero el primero no quiso regresar para no luchar contra hermanos, y el segundo se suicidó. Tenemos que superar ese destino, y seguir las ideas que los inspiraron.
La autora es Doctora en Derecho, Teoría General y FilosofIa del Derecho. Por UBA, Facultad de Derecho. Doctora en Derecho del Trabajo y Derechos Humanos. Universidad San Carlos de Guatemala. Titular de cátedra en Filosofía del Derecho y en Derecho del Trabajo, Uces. Directora de la Maestría en Litigios de las Relaciones Laborales. UNPAZ. Directora del Curso de Actualización en DT en el Posgrado de la facultad de Derecho UBA. Directora del Curso de Doctorado en Filosofía del Derecho. Posgrado Facultad de Derecho UBA. Adjunta regular semi exclusiva de ambas disciplinas en el grado, Uba. Facultad de Derecho, así como del Programa UBA XXII de Educación en las cárceles. Docente en universidades extranjeras. Disertante y publicista. Directora del grupo Spes, de investigación y Acción Social. Directora de su revista Electrónica. Becaria, entre otras, de la beca Fulbright.
Compartir en las redes sociales
#100
En este número
Doctrina
Por Francisco Pérez Amorós
Doctrina
Por Alvaro Orsatti
Doctrina
Por Ricardo J. Cornaglia
Doctrina
Por Eduardo Curuchet,Gastón Valente
En este número
Doctrina
Por Francisco Pérez Amorós
Doctrina
Por Alvaro Orsatti
Doctrina
Por Ricardo J. Cornaglia
Doctrina
Por Eduardo Curuchet,Gastón Valente