agosto 2019

El Payador Perseguido

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Coplas del payador perseguido, escrita en 1965, es quizás la obra autobiográfica de Héctor Roberto Chavero, popularmente conocido como Atahualpa Yupanqui, que significa «el que vino de lejos para narrar». Estas coplas cuentan la historia del poeta, difícil de olvidar. Nacido en Pergamino Provincia de Buenos Aires. Extraemos fragmentos de este extenso trabajo, que narra la vida de un trabajador que tiene en su copla la voz del “pobrerío” que se rebela contra la “ley del patrón”. Con conciencia del lugar al que pertenece denuncia las injusticias del salario, de las condiciones de trabajo, de la “explotación y el ultraje”, para cinchar parejo con los de su “lao”, para ver al mundo “cambiao”.
Con permiso via a dentrar …/ Aunque no soy convidao,/
Pero en mi pago, un asao/ No es de naides y es de todos.
Yo via cantar a mi modo/ Después que haiga churrasquiao ….”
(…)
Aunque mucho he padecido/ No me engrilla la prudencia.
Es una falsa experiencia/ Vivir temblándole a todo.
Cada cual tiene su modo;/ La rebelión es mi cencia.
(…)
Pobre nací y pobre vivo/ Por eso soy delicao.
Estoy con los de mi lao/ Cinchando tuitos parejos
Pa’ hacer nuevo lo que es viejo/ Y verlo al mundo cambiao.
(…)
Si alguien me dice señor, / Agradezco el homenaje;
Más, soy gaucho entre el gauchaje/ Y soy nada entre los sabios.
Y son pa’ mí los agravios/ Que le hacen al paisanaje.
(…)
Ell trabajo es cosa buena/ Es lo mejor de la vida
Pero la vida es perdida/ Trabajando en campo ajeno.
Unos trabaja de trueno/ Y es para otro la llovida.
(…)
Trabajé en una cantera/ De piedritas de afilar.
Cuarenta sabían pagar/ Por cada piedra pulida,
Y era a seis pesos vendidas/En eso del negociar.
(…)
Apenas el sol salía/ Ya estaba a los martillazos,
Y entre dos a los abrazos/ Con los tamaños piedrones,
Y por esos moldejones/ Las manos hechas pedazos.
(…)
Otra vez fui panadero/ Y hachero en un quebrachal;
He cargao bloques de sal/ Y también he pelao cañas,
Y un puñado de otras hazañas/ Pa’ mi bien o pa’ mi mal.
(…)
Buscando de desasnarme/ Fui pinche d escribanía;
La letra chiquita hacía/ Pa’ no malgastar sellao,
Y era también apretao/ El sueldo que recibía.
(…)
Cansao de tantas miserias/ Me largué pal Tucumán.
Lapacho, aliso, arrayán, / Y hacha con los algarrobos.
¡Uno cincuenta! Era robo/ pa’ que uno tenga ese afán.
Tal vez otro habrá rodao/ Tanto como he rodao yo,
Y le juro, creameló,/ Que he visto tanta pobreza,
Que yo pensé con tristeza: / Dios por aquí no pasó.
(…)
La peonada, al descampao,/ El patrón, en Güenos Aires.
Nosotros, el cu…ello al aire/ Con las caronas mojadas,
Y la hacienda de invernada/ Más relumbrona que un fraile.
¡Que vida más despareja!/ Todo es ruindad y patraña;
Pelar caña es una hazaña/ Del que nació pal rigor.
Allá había un solo dulzor/ Y estaba adentro e’ la caña.
(…)
Pero si el canto es protesta/ Contra la ley del patrón,
Se arrastra de peón a peón/ En un profundo murmuyo,
Y marcha al ras de los yuyos/ Como chasque en un malón.
(…)
Pero si uno, como Fierro,/ Por áhi se larga opinando,
El pobre se va acercando/ Con las orejas alertas,
Y el rico vicha la puerta/ Y se aleja reculando.
(…)
Yo vengo de muy abajo,/ Y muy arriba no estoy.
Al pobre mi canto doy/ Y así lo paso contento,
Porque estoy en mi elemento/ Y áhi valgo por lo que soy.
(…)
Si alguna vuelta he cantao/ Ante panzudos patrones
He picaneao las razones/ Profundas del pobrerío.
Yo no traiciono a los míos/ Por palmas ni patacones.
(…)
Aunque canto en todo rumbo/ Tengo un rumbo preferido.
Siempre canté estremecido/ Las penas del paisanaje,
La explotación y el ultraje/ De mis hermanos queridos.
(…)
Yo no canto a los tiranos/ Ni por orden del patrón.
El pillo y el trapalón/ Que se arreglen por su lado
Con payadores comprados/ Y cantores de salón.
(…)
Por la fuerza de mi canto/ Conozco celda y penal.
Con fiereza sin igual/ Más de una vez fui golpito,
Y al calabozo tirao/ Como tarro al basural.
(…)
Se puede matar a un hombre,/ Pueden su rancho quemar.
Su guitarra destrozar./ ¡Pero el ideal de la vida,
esa es leñita prendida/ que naides ha de apagar!
(…)
Cantor que cante a los pobres/ Ni muerto se ha de callar.
Pues ande vaya a para/ El canto de ese cristiano,
No ha de faltar el paisano/ Que lo haga resucitar.
(…)
Hoy que ha salido un poquito/ De sol pal trabajador.
No falta más de un cantor/ Que lo cante libremente.
Pero sabe mucha gente/ Que primero canté yo.
(…)
El estanciero presume/ De gauchismo y arrogancia.
Él cree que es extravagancia/ Que su peón viva mejor.
Más, no sabe ese señor/ Que por su peón tiene estancia.
(…)
Aquel que tenga sus reales/ Hace muy bien en cuidarlos;
Pero si quiere aumentarlos/ Que la ley no se haga el sordo.
En todo puchero gordo/ Los choclos se vuelve marlos.
(…)
Y aunque me quiten la vida/ O engrillen mi libertad.
¡Y aunque chamusquen quizá/ mi guitarra en los fogones,
han de vivir mis canciones/ en l’alma de los demás!
(…)
¡No me nuembren, que es pecao,/ y no comenten mis trinos!
Yo me voy con mi destino/ Pa’l lao donde el sol se pierde.
¡Tal vez alguno se acuerde/ que aquí cantó un argentino!

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