agosto 2022

Editorial

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Llegamos al número noventa de nuestra Revista con la multiplicidad de temas que nos deja la realidad. El endeudamiento con el FMI, la postpandemia y los efectos directos de una guerra que amenaza a todo el orbe, son algunos detalles que se pierden en la vorágine de lo cotidiano.
A pesar del devenir cambiante, aunque cíclico, hay patrones socio culturales que se repiten desde el inconsciente colectivo. Nos queda la sensación de que hemos progresado un poco pero sentimos el peso de la historia de la desigualdad y la injusticia que se repiten. Como un constante repiquetear, con voz de caverna, nos dice ¨la victoria está lejos¨. La criminalización de los reclamos sociales aparecen nuevamente como forma de respuesta desde un orden diseñado por las estructuras del Sistema, a lo que se añade cierta Justicia Criminal que es funcional a los Poderes dominantes. La utilización del Código Penal para reprimir a las personas que reclaman por sus derechos, no constituye precisamente la respuesta adecuada para eliminar las injusticias sociales. No estamos tampoco ante una evolución progresiva de la sociedad, sino frente a resabios autoritarios a los que se suman nuevas modalidades que pretenden ahondar las asimetrías y la explotación. En tiempos en que la pugna sostenida por la plena vigencia de los Derechos Humanos y de formas democráticas de participación, alcanza hitos importantes, las reacciones decididamente represivas por distintas vías, sobre todo policiales y del quehacer punitivo inusitadas de alguna justicia penal, en muchos casos, muestra un retroceso que hace recordar a tiempos pasados que, no fueron mejores, que pensábamos que habían sido superadas.
Han transcurrido cuarenta y cinco años de “la Noche de las corbatas” y el recuerdo de lo sucedido en aquélla y otras de igual signo, sigue alerta y pretendemos transmitirlo a las nuevas generaciones para que se mantenga en alto la consigna de “Nunca Más”. Debemos persistir en un accionar para que se continúe motorizando un accionar que sostenga la ¨Memoria, la Verdad y la Justicia¨.
Varios demonios azotaron nuestro subcontinente Latinoamericano y del Caribe. Entre ellos, un diseño estratégico y sistemático, llamado ¨Plan Condor¨, de aniquilamiento de personas que pudieran resistir la opresión que significó la desaparición de viejas y no tanto, conquistas de la clase trabajadora.
El Terrorismo de Estado, llevado adelante a sangre y fuego se ejerció para atemorizar al pueblo, con privaciones ilegítimas de la libertad, torturas, muertes, desapariciones forzadas, apropiaciones de bebés y especialmente con el objetivo de amedrentar a los representantes sociales y sus abogados. Todo fue para acallar cualquier resistencia que se alzara contra esa quita de derechos ya incorporados por la ciudadanía, muy a pesar de algunos.
El Derecho del Trabajo ha nacido a partir de la pugna constante de los verdaderos dadores de la fuerza de trabajo. Su futuro parte de lo que ya se había alcanzado y no podemos consentir que se eliminen, recorten o peor, se intente que volvamos a comenzar sobre la base de aquellos tópicos impuestos por gobiernos que los introdujeron bajo amenaza de muerte y a veces por los de iure.
La Ley de Contrato de Trabajo fue un piso conseguido después de muchos esfuerzos en 1974 pero se buscó siempre ir por más.
Era el comienzo de la restitución de las Instituciones anteriores y dentro de ellas, se encontraban los derechos que los beneficiarios ya habían hecho suyos. Sin embargo, no se recuperó todo el cuerpo mutilado de la Ley 20.744, tal como fuera concebida. Solamente después se obtuvieron algunos avances, aunque también hubieron retrocesos .
Vivimos un nuevo tiempo en el que estamos bregando por nuevos derechos como la rebaja de la jornada laboral con mantenimiento de la remuneración, estabilidad real sea en el empleo estatal como en el privado, sobre la base de autorizar únicamente el despido causado y la concreción de un derecho laboral feminista al que se refiere un brillante libro de reciente aparición, en cuya redacción participaron compañeras de nuestra Asociación, y que se comenta en este fascículo, entre otras iniciativas que son las causas de nuestros desvelos.
En este Siglo XXI nuevas formas de organización empresaria, ayudadas por las nuevas tecnologías de la información y comunicación (verbigracia, los algoritmos, la inteligencia artificial y la robótica) son apropiados por Sectores Empresariales que una vez más pretenden usufructuar los resultados de Revoluciones Científico Técnicas o Fases de las mismas, implementando diversas medidas, que antes que mejorar la calidad de vida de las personas, del Planeta y de los ámbitos laborales, son usadas para eludir sus obligaciones laborales e imponer otras a los verdaderos creadores de la riqueza social.
De este lado de la confrontación inherente a todo el Derecho Individual y Colectivo del Trabajo, nos expresamos con vigor en un conjunto, donde el movimiento de mujeres y diversidades se encuentra en las primeras líneas en su combate contra el Patriarcado tal como se expresa en nuestra materia.
Así se ha conseguido que se consignasen novedades importantes en algunos aspectos del Código Civil y Comercial Unificado, teñido por una impronta basada en anticuadas premisas sobre concepciones de los derechos de propiedad y libertad de contratación, reñidas con las pautas de orden público que hacen a los principios fundamentales de nuestro Derecho del Trabajo y con visiones más modernas del Ordenamiento Jurídico en general.
Un régimen de teletrabajo, necesario, pero sin normas mínimas tutelares, con aspectos negativos como el trabajo por objetivos, el tratamiento confuso respecto a las tareas de cuidados, la escasa tutela en caso de reversibilidad y la nula presencialidad, que afecta al colectivo laboral. La continuidad del enorme negocio de las ART sobre la vida y salud de los trabajadores. Las situaciones de COVID en los lugares de trabajo. La precariedad en la contratación de los trabajadores estatales y la proliferación del fraude laboral, son algunas de las situaciones que deberían ser mejoradas.
Otras reformas legislativas importantes fueron el reconocimiento de iguales derechos de tutela para las trabajadoras de casas particulares similares a las que se encuentran inscriptas en la Ley de Contrato de Trabajo y la reforma a lo relativo al Trabajo Agrario.
Asimismo existen Pronunciamientos judiciales que reconocieron igual tutela al varón, para el caso de despido por matrimonio, y por otro lado se ordenó al Poder Ejecutivo reglamentar la norma de cuidados de niños y niñas en el establecimiento del empleador.
El reconocimiento de la crianza de hijos (nacidos/as o adoptados/as) como año de trabajo, para el computo jubilatorio a fin de posibilitar la jubilación de mujeres encargadas históricamente del cuidado y por ello fuera del mercado laboral (Decreto 475/21) ha sido un importante avance.
Por otro lado, supone una paradoja del destino, que aquella norma de 1974 estuviese tantos años sin reglamentar y fuese la Corte la que impulsara la misma, tras un reclamo que no tramitó en el Fuero del Trabajo. Ello sin perjuicio de que desde hace tiempo Doctrina y Jurisprudencia han aceptado la operatividad de las cláusulas constitucionales y legales (entre ellas la segunda parte del art. 179, 2da.parte) que puedan aplicarse con el criterio de ¨razonabilidad¨, salvo aquéllas que por su contenido no estén en condiciones de entrar en vigencia sin un decreto que las reglamente.
En el caso del No. 144/22 se ha abierto una discusión, ya que si bien, para evitar debates suplementarios, hay quienes las consideran un avance, no cabe duda, que resulta bastante acotada en los propósitos que dieron lugar a su dictado.
Por otra parte, se encuentra en el Congreso Nacional, para su tratamiento, un Proyecto que crea un ¨Sistema de Cuidados¨ que a más de incluir licencias más extensas para diversas contingencias, incluida la de Maternidad, prevé la instrumentación de Políticas Públicas sobre este tópico y abre espacio para promover las obligaciones conllevadas, en lo principal para compartir las que se ha dado en denominar ¨tareas de cuidado¨ que obviamente no se limitan a las propiamente domésticas. Éste no es un debate acabado, ni un punto de llegada, sino de continuidad hacia una nueva etapa de conquistas y se necesita que se involucren en ello, las nuevas masculinidades en el marco de la corresponsabilidad en el cuidado.
En definitiva, tiempos complicados -cuándo no- que nos convocan no sólo a impedir regresiones inaceptables, sino a instar flamantes derechos, en el sendero de pasar, como expresa nuestra publicación, de un Derecho del Trabajo protectorio a otro que sea parte de un proceso emancipatorio para la construcción de una nueva sociedad signada por la libertad, la igualdad y la solidaridad.

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