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Reportaje de Alexis Barraza por La Causa Laboral: “En homenaje a mi padre Mario Rogelio Barraza Sanzana “el primer delegado que conocí”
Por Alexis Barraza
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EL NEOLIBERALISMO EN EL ESTADO DE CHILE PUESTO EN JAQUE POR LOS PUEBLOS
REPORTAJE A DAVID (VICHO) COÑOMÁN ROMERO: compañero Mapuche-Champurria. Nació en Santiago Waria producto de la migración forzosa familiar. Trabaja en torno a escrituras de sensaciones, luchas y resistencia a los territorios impuestos. Miembro del Colectivo Rangiñtulewfü y Colectivo de arte Uno. Forma parte del equipo editorial de Revista Yene y la Cooperativa editorial Chillka. Se desempeña como Profesor de lengua y literatura, además de ser investigador en el área de Innovación Curricular.
Desde el equipo de redacción de la Causa Laboral nos comunicamos con Él, a fin de conversar sobre algunos aspectos del levantamiento popular ocurrido en el país hermano a fines año 2019, básicamente le preguntamos sobre lo ocurrido, escuchamos y escribimos atentamente su relato:
Las palabras textual del VICHO, según nos pidió lo identificáramos, son las que siguen:
VICHO: “El 18 de octubre evidencia un descontento generalizado de la sociedad que habita el territorio denominado Chile. Las razones son muchas. De hecho, puntualizar en “un evento” es reducir el conflicto histórico que se sustenta en la Constitución de 1980, instaurada en la Dictadura Pinochet. En el Chile de post Dictadura, las marchas y manifestaciones se han dado en distintas escalas, por diversos motivos, existiendo grados de represión y tortura poco apropiados en un llamado “estado democrático”. Si se habla en términos de acción, se podría decir que quienes encabezaron, inicialmente este malestar, fueron los/as secundarios/as. Agrupaciones estudiantiles se organizaron ante el descontento por la nueva alza de pasajes ($30 pesos para adultos). La política lo vio como un hecho aislado y de poco impacto. De hecho, el 16 de octubre, en el noticiero 24 horas de TVN el ex director del metro Clemente Pérez, envió una frase célebre: “Cabros, esto no prendió”, aludiendo a las manifestaciones en las estaciones de metros [subte chilensis] que se vivían al inicio de esa semana. No obstante, la organización comenzó a tomar una forma poco esperada. De esta manera, estudiantes, previo al 18 de octubre, ya realizaban una serie de manifestaciones contra el sistema de transporte, entre las que se encontraba el eslogan: #evasiónmasiva.
Como era de esperar, las políticas del orden público, dirigidas y respaldadas por el gobierno de Piñera, comenzaron a detener en “sus lógicas” estas formas de manifestación. La represión y abuso se viralizaron rápidamente en las RRSS. Los mensajes oficiales eran confusos, se contraponían con videos de vulneraciones de derechos; no había concordancia entre las declaraciones de rostros políticos/as frente a lo que observaba la sociedad civil. Se hace consciente el maltrato a personas, de todas las edades, que expresaban sus opiniones en la calle. Los días pasaron y la ciudadanía opinaba frente la disonancia de discursos oficiales existentes en los medios de comunicación oficial. Las Redes Sociales y medios independientes se posicionaron en la defensa de las demandas ciudadanas. Eslogan como “no son treinta pesos, sino treinta años” hicieron sentido en las agrupaciones sociales. Se visualiza una polarización de discursos y visiones, ampliándose la brecha entre las “formas de orden” de los grupos políticos y las “formas de manifestarse” con el pueblo y clase trabajadora.
El tercer viernes de octubre, del año 2019, fue una clara muestra del quiebre de confianza a la forma de hacer política. Si bien es cierto, los partidos y grupos conservadores, que aparecían en la televisión abierta, entendían/entienden las demandas solo de la lógica “violenta y terrorista”, el apoyo ciudadano, por otro lado, se veía reflejado en las calles y comunas del país. Una gran cantidad de personas, de variadas edades, salieron a manifestarse en las calles. Cacerolazos, cortes de calles y barricadas, fueron apareciendo en múltiples focos del territorio. Dentro de las manifestaciones surgen lo que se denominó “montajes violentos”: quemas de estaciones metro de manera casi simultánea; incendios escaleras de emergencias especiales para evitar incendios; además de saqueos a grandes comercios con presencia de carabineros. Todo esto sumó desconfianzas a discursos oficiales. Sin bien, hasta el día de hoy, no se ha logrado determinar a ciencia cierta quiénes participaron en estas acciones, el presidente de Estado, en su momento, prefirió compararlo con una guerra”.
LCL.- ¿Que sensaciones y recuerdos personales tienes de ese día?
Recuerdo que ese día se detuvo la locomoción colectiva en el transcurso la tarde, por orden de la Ministra de transporte. Esa semana se había hecho común que los metros dejaban de funcionar cuando secundarios/as realizaban las evasiones masivas, luego un par de horas reanudaban la marcha. Ese viernes no fue así, solo se detuvo. La gente se desplazó principalmente a pie luego de una larga jornada laboral. Yo venía desde fuera de Santiago, cuando llegué no había locomoción colectiva, los metros no funcionaban. En las calles aparecían innumerables fogatas, barricadas y cortes, familias en pleno estaban con cacerolas haciendo un llamado a un cambio en las decisiones del Gobierno. Evidentemente había un efecto social poco esperado. A la distancia se escuchaban autos de carabineros disparando y arrancando; bocinas con sonidos poco claros. Ya era de noche y la gente caminaba hacia sus hogares por varios kilómetros. El encuentro era distinto al peligro que hablaban en los medios. Los locales pequeños seguían funcionando, no había peligro para ellos. Tampoco había enfrentamiento entre ciudadanos. Las calles seguían con un olor a lacrimógenas, ese olor no se iría en un largo tiempo. La noche fue distinta, los cacerolazos se escucharon sin parar por las tres comunas que tuve que recorrer hasta llegar a casa. Me acosté con las cacerolas. Llamé a mi familia, existía mucha incertidumbre frente a lo que acontecería. La población mayor solo recordaba el Golpe de 1973.
El Presidente, Sebastián Piñera, el día 19 de octubre decreta Estado de Emergencia, amparado en la Constitución y la ley, para las provincias de Santiago y Chacabuco, además de las comunas de Puente Alto y San Bernardo, perteneciente a la Región Metropolitana. El mandatario deja al General Iturrieta a cargo del conflicto, señalando que su intención era la de asegurar el orden público y la seguridad ciudadana; proteger los bienes públicos y privados; además de garantizar los derechos, en contra de “verdaderos delincuentes”. Adicionalmente, se invoca la Ley de Seguridad del Estado que contempla en su Título III los “delitos contra el orden público”, promulgada en 1958 y reformada en 1975. Por medio de esta, se decide establecer querellas a las personas “delincuentes y violentas” de las manifestaciones para que enfrenten la justicia. El día 20, el mismo mandatario, sostiene que Chile está en una “guerra contra un enemigo poderoso”, por tal razón enuncia que el General a cargo, dispondría de 9500 (nueve mil quinientos) hombres, de las Fuerzas Armadas y de Orden público, para “resguardar la paz, la tranquilidad y sus derechos”. Comienza nuevamente una política del Estado contra los y las delincuentes. Ese fin de semana no existió una sociedad civil, en los discursos solo había encapuchados/as y asesinos manifestándose. Las clases, en las escuelas primarias y secundarias, se detuvieron por un par de semanas. Estudios sociolingüísticos posteriores, podrán analizar los marcadores discursivos utilizados por el Gobierno para establecer un lenguaje Bélico con las acciones sociales, pero ese es otro texto.
Las personas salieron a las calles a pedir un cambio. A partir del 19 de octubre, aparecen militares a las calles, retornan los toques de queda. La memoria colectiva no hace sino vincular las políticas con las medidas utilizadas en el proceso de Dictadura. Renacen miedos y descontentos. Reaparecen traumas. La sociedad actual y la forma de enfrentar los temores, no es la misma que en 1973, la sociedad es otra. Demandas sociales tenían puntos de encuentros que se tensionaban en una gran estructura violenta. Se masifica el conflicto del poder de la Constitución, además de las demandas que, durante años, aquejaban a las clases trabajadoras: Sistemas de pensiones como las AFP; educación primaria y secundaria; acceso a la educación superior, con los sistemas crediticios que implica; salud; movimientos feministas; disidencias sexuales y afectivas; transporte público; seguridad social y laboral; recursos naturales, con sus injustas privatizaciones, son solo algunas de las constantes demandas que se encontraron en la calle.
Díez días después del denominado “Estallido Social”, existe un cambio de Gabinete, con el fin de reformular la posición y políticas de en dos grandes cargos, asume como de Vocera de Gobierno Karla Rubilar y como Ministro del Interior Gonzalo Blumel.
Las posteriores manifestaciones generaron encuentros variados, sumados a la intensificación de violencias. Mutilaciones, abusos y maltratos aparecieron en distintos registros viralizados en las redes. En ese contexto, se suma el 14 de noviembre, fecha en que se cumplió un año el asesinato del peñi [hermano] y comunero mapuche Camilo Catrillanca (1994-2018). Catrillanza muere al recibir un tiro por la espalda, a manos de las Fuerzas Especiales del Estado de Chile. El hecho, evidencia puntos de encuentros con represiones históricas, unidas a montajes estatales y leyes especiales “antiterroristas”. Las banderas mapuche se hicieron recurrentes en cada marcha. Existe así una vinculación con las demandas indígenas, se articulan redes de apoyo y visibilizan distintas prácticas políticas. El miedo de un Gobierno Neoliberal se hace presente pues se cuestiona el modelo y, con esto, la clase política que lo defiende. Las luchas son entre trabajadores/as empobrecidos/as, indígenas, “clase media” marginados/as/es, en contra de la clase política que se escuda, aún, en la Constitución de la Dictadura.
El estallido no fue solo un día, se mantuvo por meses, algo impensado para el mandatario. En este contexto de tensión y descontento, aparece la pandemia. Las malas decisiones de las autoridades, llevaron a Chile a ser uno de los países, en proporción a sus habitantes, con mayores pérdidas humanas por pandemia, siendo el sexto de América según la Universidad de Johns Hopkins. Es así como, a casi de 10 meses del estallido, surge una de las políticas que causó mayor revuelo al mandato de Piñera, promulgándose la ley que permitió el retiro del 10% de los fondos de pensiones. Sistema ideado por el hermano del mismo presidente. El debate fue largo y envuelto a una campaña del terror por parte del Gobierno. El modelo neoliberal que se fortaleció con la creación del sistema AFP, en la dictadura, fue motivo de peleas y conflictos del criollaje político. Las visiones de los partidos eran diversas, la justificación (y miedo) del inicio del quiebre del sistema económico destrozaba los corazones y bolsillos de grandes empresas. Sin embargo, la demanda, pobreza, confinamiento y tensión ciudadana llevó a la aprobación del retiro, causando evidentes quiebres en las bancadas políticas.
Los quiebres evidentes se fueron subsanando con medidas posteriores: aparece un nuevo cambio de Gabinete. Se le llama Gabinete del Rechazo, aludiendo a las ideas de la negación del cambio de Constitución por sus integrantes. Varios/as de ellos/as adheridos a las políticas de la ultraderecha, siendo inclusos ex partidarios y dirigentes del Régimen Militar. Dentro de los que se encuentra el actual Ministro del Interior y seguridad pública: Víctor Pérez (UDI). Dentro de sus logros políticos se destaca su participación como alcalde designado de los Ángeles, entre 1981 y 1987; se desempeñó por 30 años como miembro de la cámara de diputados y senado. Comienza un nuevo ensamblaje para defender las castas políticas, la “democracia neoliberal”, la propiedad privada y el Gobierno de turno.
Posterior al 18 de octubre de 2019, las fuerzas del Orden público chilenas, realizan (hasta hoy): mutilaciones, torturas, vulneraciones, montajes y asesinatos. Si bien es cierto, han aparecido investigaciones, estas han sido tardías, inconsistentes y poco claras. Cada actuar ha sido validado por: la Constitución, el Presidente, sus Ministros y Ministras, el Congreso (en gran parte), apoyados además, por medios de comunicación oficial.
LCL.- Por último Vichu: ¿como ves lo que puede venir luego de la pandemia?
ufff eso no lo sé, jajaja cada día es una visión distinta. Tengo toda la fe que hay que arreglar el tema. Aunque, y es re fuerte esto, pero también tengo la completa certeza que este gobierno es como reality carnicero, capaz de crear todo un sistema completo solo para reprimir.
LCL.- Muchas Gracias muy importante tu aporte
Gracias a Uds., un fuerte abrazo a todos y a todas, espero sea útil lo conversado.
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