octubre 2020

La agenda 2030 para el desarrollo sostenible. El objetivo 8: Promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos. El rol de los sindicatos

Dorothea Tanning

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Introducción
Hace poco más de un año, tuve la oportunidad de participar, en la Oficina Regional de América Latina de O.I.T., situada en Lima, Perú, de un curso dictado por la ACTRAV (Oficina de Actividades para los Trabajadores), sobre Tripartismo y Diálogo Social.
Dicho encuentro se llevó a cabo con la participación de numerosos representantes de Organizaciones Sindicales y Profesionales de América Latina.
Dentro de los temas que fueron abordados en aquella oportunidad se debatió respecto a la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
Pandemia Covid-19 de por medio y la consecuente crisis que este flagelo está causando en materia sanitaria, social, económica, y principalmente laboral al mundo y especialmente a nuestro país, me parece una interesante oportunidad para poner en valor este importante documento el cual adelanto, deberá tener un papel preponderante en la restructuración de las relaciones laborales a futuro.
Creo que la pandemia está dejando expuesta la clara situación de vulnerabilidad en la que se encuentran los trabajadores en todo el mundo con pérdidas de empleo a niveles nunca antes vistos.
Es menester revitalizar este instrumento y a través de las Organizaciones Sindicales exigir la puesta en marcha de todos los presupuestos allí comprometidos por el Estado Argentino, a fin de garantizar definitivamente un trabajo digno en cantidad, pero especialmente en calidad para todos los trabajadores asalariados.    
La Agenda de Desarrollo Sostenible 2030.
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible es un instrumento que presenta esquemáticamente una Declaración, 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), 169 metas vinculadas con cada uno de los Objetivos, un conjunto de Indicadores ligados a cada meta para ir midiendo el progreso en la implementación, los Medios de Implementación de la Agenda y un componente de seguimiento y examen.
En la Declaración los Jefes de Estado que la suscribieron se comprometieron a lograr el Desarrollo Sostenible en sus tres dimensiones (económica, social y ambiental) de forma equilibrada e integrada. Y se trazaron allí ambiciosos objetivos como la eliminación de la pobreza, el hambre, las enfermedades, el fin de la violencia, etc.
A su vez los Objetivos trazados apuntan a poner fin a la pobreza y el hambre en todo el mundo, combatir desigualdades dentro de los países y entre ellos, construir sociedades pacíficas e inclusivas, proteger los derechos humanos y promover la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y las niñas, y a garantizar una protección duradera del planeta y sus recursos naturales, crear condiciones necesarias para un crecimiento económico sostenible, inclusivo y sostenido, una prosperidad compartida y el trabajo decente para todos.
Los Objetivos son vistos como integrados e indivisibles, además de reflejar las tres dimensiones del desarrollo sostenible.
A su vez al lado de cada Objetivo mundial hay un conjunto de metas conexas, las que pretenden contribuir para el alcance de los mismos.
El seguimiento y examen de los Objetivos deberán ser llevados a cabo a nivel nacional, regional e internacional, y en este sentido hay un llamado explícito a participar hacia los Sindicatos, en estos procesos de seguimiento y examen sobre los objetivos con la perspectiva de promover y defender los derechos de los trabajadores y los intereses de los más pobres y vulnerables.
El compromiso de los sindicatos en los procesos nacionales debería darse a lo largo de todo el proceso nacional, desde la planificación, la implementación, el monitoreo, el examen y el reporte.
La promoción del crecimiento sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos.
1.-El Objetivo 8: Trabajo Decente y Crecimiento Económico.
Voy a centrar el análisis en el Objetivo N° 8 sobre Trabajo Decente y Crecimiento Económico, pretendiendo instar principalmente a las organizaciones sindicales, a trabajar activamente en la puesta en marcha de este importante instrumento, que permitirá en un complejo escenario como el que se presentará post pandemia, colocar nuevamente en el centro de la escena qué tipo de trabajo queremos y cuáles son los principios que debemos seguir al momento de la discusión de cualquier normativa en materia laboral que se pretenda debatir.
2.- Metas a alcanzar por el Objetivo 8.
Conforme se ha desarrollado la agenda, como hemos mencionado al principio los distintos Objetivos están compuestos por diversas metas a cumplir, por lo que corresponde ahora enumerarlas a fin de visualizar que dimensión adquieren al momento de su implementación.
8.1. Mantener el crecimiento económico per cápita de conformidad con las circunstancias nacionales y, en particular, un crecimiento del producto interno bruto de al menos el 7 por ciento anual en los países menos adelantados.
8.2. Lograr niveles más elevados de productividad económica mediante la diversificación, la modernización tecnológica y la innovación, entre otras cosas centrándose en los sectores con gran valor añadido y un uso intensivo de la mano de obra.
8.3. Promover políticas orientadas al desarrollo que apoyen las actividades productivas, la creación de puestos de trabajo decentes, el emprendimiento, la creatividad y la innovación, y fomentar la formalización y el crecimiento de las microempresas y las pequeñas y medianas empresas, incluso mediante el acceso a servicios financieros.
8.4. Mejorar progresivamente, de aquí a 2030, la producción y el consumo eficientes de los recursos mundiales y procurar desvincular el crecimiento económico de la degradación del medio ambiente, conforme el Marco Decenal de Programas sobre Modalidades de Consumo y Producción Sostenibles, empezando por los países desarrollados.
8.5. De aquí a 2030, lograr el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todas las mujeres y los hombres, incluidos los jóvenes y las personas con discapacidad, así como la igualdad de remuneración por trabajo de igual valor.
8.6. De aquí a 2020, reducir considerablemente la proporción de jóvenes que no están empleados y no cursan estudios ni reciben capacitación.
8.7. Adoptar medidas inmediatas y eficaces para erradicar el trabajo forzoso, poner fin a las formas contemporáneas de esclavitud y la trata de personas y asegurar la prohibición y eliminación de las peores formas de trabajo infantil, incluidos el reclutamiento y la utilización de niños soldados, y, de aquí a 2025, poner fin al trabajo infantil en todas sus formas.
8.8 Proteger los derechos laborales y promover un entorno de trabajo seguro y sin riesgos para todos los trabajadores, incluidos los trabajadores migrantes, en particular las mujeres migrantes y las personas con empleos precarios.
8.9 De aquí a 2030, elaborar y poner en práctica políticas encaminadas a promover un turismo sostenible que cree puestos de trabajo y promueva la cultura y los productos locales.
8.10 Fortalecer la capacidad de las instituciones financieras nacionales para fomentar y ampliar el acceso a los servicios bancarios, financieros y de seguro para todos.
8.a Aumentar el apoyo a la iniciativa de ayuda para el comercio en los países en desarrollo, en particular los países menos adelantados, incluso mediante el Marco Integrado Mejorado para la Asistencia Técnica a los Países Menos Adelantados en Materia de Comercio.
8.b De aquí a 2020, desarrollar y poner en marcha una estrategia mundial para el empleo de los jóvenes y aplicar el Pacto Mundial para el Empleo de la Organización Internacional del Trabajo.
3.- Hacia donde apuntan el Objetivo y las Metas trazadas:
Específicamente el objetivo apunta a la promoción del crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, combinado con el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos.
 Por un lado adopta el programa de trabajo decente de la OIT y sus cuatro objetivos estratégicos, los derechos, el empleo, la protección social y el diálogo social. Asimismo crea un vínculo entre la búsqueda del crecimiento económico y la del trabajo decente para todos.
Ha sido ampliamente debatido y concluido que el crecimiento económico sostenido es una condición necesaria pero no suficiente para la reducción de la pobreza. Por ello el objetivo en análisis determina de manera correcta el tipo de crecimiento económico que se necesita. Se requiere un crecimiento de calidad no solo para contribuir a reducir la pobreza sino, esencialmente para hacerlo a través de la creación del pleno empleo y de trabajo decente para todos.
El Objetivo 8 de la Declaración hace especial hincapié en un modelo de crecimiento que sea sostenido durante un largo período; inclusivo, haciendo frente a las desigualdades estructurales y garantizando que los frutos del crecimiento se repartan de manera justa, de modo que el crecimiento sea bueno para todos, y no solo para unos pocos; y finalmente que sea sostenible, es decir que no comprometa la protección de las generaciones futuras solo para obtener un logro a corto plazo, pudiendo componer armoniosamente las dimensiones medioambiental, social y económica del desarrollo.
Asimismo, y quizás como punto destacable del objetivo trazado se establece que el crecimiento debe estar directamente atado al empleo, y postula un modelo de crecimiento económico intensivo en mano de obra y que conduzca a la creación del pleno empleo y de trabajo decente para todos.
Para poder alcanzar este objetivo el trabajo decente debe colocarse en el centro de las políticas macroeconómicas de los países. La creación de empleo decente no puede entenderse solo un apéndice del crecimiento sino que debe ser una de las principales preocupaciones en el diseño de la estrategia de crecimiento económico. De tal manera la creación de empleos decentes debe ser una preocupación central en la política macroeconómica de forma paralela a las preocupaciones en materia fiscal y monetaria.
No puede escapar al análisis que la economía mundial se encuentra atrapada en un ciclo de bajo crecimiento que está teniendo un efecto devastador en la creación de empleo y en la reducción de la pobreza, lo que está directamente ligado a la crisis que atraviesa el capitalismo en su faz de financiarización más violenta (como suele decir el profesor Atilio Borón) a nivel global quedando expuesto el fracaso de sus políticas en todo el mundo. La combinación de este modelo económico y los altos niveles de desigualdad están teniendo consecuencias devastadoras en el empleo y la esfera social, que incluso agravarán sus efectos pos pandemia.
Según datos de la propia OIT, se estima que el desempleo a nivel global luego de esta fenomenal crisis alcance los 190 millones de desocupados. Esta situación se venía deteriorando ya desde la crisis financiera de 2007 y con la explosión de la pandemia alcanzará niveles más dramáticos aún. A su vez uno de los grupos más afectados por el desempleo son los jóvenes. En todo el mundo más de 70 millones de jóvenes se encuentran en la actualidad desempleados. Además se estima que casi el 40% de los trabajadores jóvenes de países emergentes y en desarrollo viven en condiciones de pobreza. Y a esto debemos sumarle las condiciones particulares de cada país que, como en el caso de la Argentina, se ve agravada aún más por la informalidad estructural.
En el camino a la materialización del trabajo decente hay que garantizar el ejercicio efectivo de los derechos fundamentales del trabajo. Aquí deben jugar un importante papel los sindicatos ya que el Objetivo en estudio aspira a garantizar condiciones seguras de trabajo, en especial para los trabajadores migrantes y aquellos que se encuentran en situación de empleo precario.
Se exige el aumento en el cumplimiento nacional de los derechos laborales, con especial atención respecto a la libertad de asociación y al derecho a la negociación colectiva, los que se encuentran plasmados en los Convenios 87 y 98 OIT.
Asimismo se traza un camino hacia la erradicación del trabajo forzoso y el trabajo infantil en todas sus formas. La OIT estima que hoy en día más de 20 millones de personas son víctimas de trabajo forzoso, siendo más de 5 millones de ellos niños.
Igual problemática representa la situación de la discriminación en el ámbito del trabajo. Los Convenios 100 y 111 sobre discriminación y el recientemente sancionado 190 (que fuera ratificado recientemente por nuestro país) distan mucho de ser aplicados en su plenitud. La discriminación basada en motivos de raza, color, sexo, religión, opinión política, ascendencia nacional, origen social u otros motivos sigue siendo muy extendida.
Otro de los aspectos que se abordan a través de la meta 8.5 es la esfera de la igualdad salarial. En promedio las mujeres reciben una remuneración 23% inferior a la de los hombres.
Todo ello refleja la existencia de políticas y prácticas discriminatorias contra las mujeres y una baja valoración de su contribución al desarrollo.
Otro elemento constitutivo del trabajo decente se enmarca en la protección social, derecho plasmado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Conforme lo señala la OIT, en 2012 solo el 27% de la población mundial en edad de trabajar y sus familias tenían acceso a sistemas de seguridad social completos.
Y finalmente un último elemento constitutivo del trabajo decente es el diálogo social. El tripartismo y el diálogo social conjuntamente con la adopción de las normas internacionales del trabajo, hacen de la OIT un organismo diferenciado en el sistema internacional.  
En la actualidad encontramos mecanismos tripartitos en más del 80% de los Estados Miembros de la OIT. La negociación colectiva abarca a menos del 20% de los trabajadores asalariados en cerca del 60% de todos los Estados Miembros de OIT. Asimismo en el marco del diálogo social transfronterizo la Confederación Sindical Internacional ha suscripto acuerdos marco internacionales con empresas multinacionales, sin embargo estas iniciativas siguen siendo muy escasas.
La negociación colectiva sectorial y nacional está perdiendo terreno ante la negociación a escala empresarial, por lo que el fortalecimiento del tripartismo y del diálogo social y la negociación colectiva en particular deben concentrar una parte esencial de los esfuerzos sindicales para alcanzar la concreción del Objetivo 8.
Los cuatro objetivos estratégicos que apuntan al trabajo decente son inseparables, están interrelacionados y se refuerzan mutuamente y la falta de promoción de cualquiera de ellos menoscabaría el logro de los otros, por lo que es imprescindible entenderlos como un conjunto indivisible.
4.-Como tornar exigibles el cumplimiento de estas Metas en el Ordenamiento Argentino.
Como siempre que se plantean estas discusiones, lo interesante es desarrollar esquemas que permitan la plena exigibilidad y cumplimiento de los Objetivos planteados y consecuentemente de las metas allí establecidas.
Caso contrario se convertirían en meras declamaciones y/o postulados planteados como buenas intenciones en un mundo complejo y lleno de nuevos desafíos.
Específicamente en lo que al Objetivo 8 se refiere todas las Normas Internacionales del Trabajo de OIT resultan relevantes para alcanzar las Metas allí establecidas.
Son numerosos los instrumentos de OIT que cubren las políticas de promoción del empleo, la orientación y la formación profesional, la política social, los salarios, el tiempo de trabajo, la seguridad y salud en el trabajo, la seguridad social, la protección de la maternidad, los marinos, los trabajadores portuarios, los trabajadores migrantes, las poblaciones indígenas y tribales, así como categorías específicas de trabajadores, las que contribuirán a alcanzar el trabajo decente.
Sin embargo particularmente en nuestro ordenamiento jurídico y por el particular sistema de fuentes que adoptara nuestro país luego de la Reforma Constitucional de 1994 cobran significativo valor en cuanto a su exigibilidad de los Instrumentos de OIT cuyo rango es superior a las leyes y por tanto plenamente operativos siempre que hayan sido ratificados por el Congreso de la Nación.
De tal manera, ciertos instrumentos particulares que se vinculan directamente con las metas planteadas en el Objetivo 8 nos brindan las herramientas necesarias para hacer exigible la puesta en funcionamiento de las proclamas allí establecidas, algunos de los cuales ya fueron referenciados en los párrafos precedentes.
En este sentido debemos recurrir a estos instrumentos que nos brindan las herramientas vinculadas específicamente con las Metas planteadas en el Objetivo 8 de Trabajo Decente.
Entonces podremos recurrir a los siguientes:
Convenios Fundamentales
*Convenio sobre la libertad sindical y la protección del derecho de sindicación, 1948 (C. 87).
*Convenio sobre el derecho de sindicación y de negociación colectiva, 1949 (C. 98).
*Convenio sobre igualdad de remuneración, 1951 (C. 100).
*Convenio sobre la discriminación (empleo y ocupación), 1958 (C. 111).
*Convenio sobre el trabajo forzoso, 1930 (C. 29).
*Convenio sobre la abolición del trabajo forzoso, 1957 (C. 105).
*Convenio sobre la edad mínima, 1973 (C. 138).
*Convenio sobre las peores formas de trabajo infantil, 1999 (C. 182).
Convenios de Gobernanza
*Convenio sobre la inspección del trabajo, 1947 (C. 81).
*Convenio sobre la inspección del trabajo (agricultura), 1969 (C. 129).
Convenios Técnicos
*Convenio sobre los representantes de los trabajadores, 1971 (C. 135).
*Convenio sobre las relaciones de trabajo en la administración pública, 1978 (C. 151).
*Convenio sobre la negociación colectiva, 1981 (C. 154).
Asimismo también podemos recurrir a fin de exigir el cumplimiento de las metas establecidas en el Objetivo 8 a numerosas Normas Internacionales de Derechos Humanos, las cuales gozan en nuestro ordenamiento de rango Constitucional, entre ellos:
*Declaración Universal de los Derechos Humanos.
*Pacto Internacional de Derechos Económicos Sociales y Culturales.
*Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
*Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer.
*Convención sobre los Derechos del Niño.
5.-Conclusiones.
Finalmente considero entonces la necesidad de que todos los actores sociales se comprometan a abordar con profundidad esta temática con el firme objetivo de tornar exigible el programa trazado en la Agenda 2030, teniendo presente la particularidad de que nos encontramos apenas a 10 años de la meta establecida para su implementación y con infinidad de desafíos en materia ocupacional en el mundo, en la región y muy particularmente en nuestro país.
Es necesario introducir este debate en la agenda sobre el futuro del trabajo que queremos y a través del tripartismo, como instrumento que brinda la propia OIT, se requiere un compromiso ineludible de todos los protagonistas (sector empresario, estado y sindicatos) con el claro objetivo de llevar adelante esta tarea poniendo en valor el carácter primordial del trabajo como derecho humano fundamental, con base en toda la normativa internacional que nos da el sustento necesario para que este Objetivo no quede en una mera declaración de principios y se convierta efectivamente en un instrumento de reconocimiento para los trabajadores.
Fuentes Consultadas:
*Manual de Referencia Sindical sobre la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible (ACTRAV- OIT) 2017.
*https://www.ilo.org/
*América Latina en la Geopolítica del Imperialismo (Atilio Borón. Ed. Hiru) 2013.
 
Imagen: «Simbiosis», Raquel Forner (1977)

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