octubre 2020

Poesías de Eduardo Galeano

Dorothea Tanning

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Ojalá.
Ojalá podamos tener el coraje de estar solos
y la valentía de arriesgarnos a estar juntos,
porque de nada sirve un diente fuera de la boca,
ni un dedo fuera de la mano.
Ojalá podamos ser desobedientes,
cada vez que recibimos órdenes que humillan nuestra conciencia
o violan nuestro sentido común.
Ojalá podamos merecer que nos llamen locos,
como han sido llamadas locas las Madres de Plaza de Mayo,
por cometer la locura de negarnos a olvidar
en los tiempos de la amnesia obligatoria.
Ojalá podamos ser tan porfiados para seguir creyendo, contra toda evidencia,
que la condición humana vale la pena,
porque hemos sido mal hechos, pero no estamos terminados.
Ojalá podamos ser capaces de seguir caminando los caminos del viento,
a pesar de las caídas y las traiciones y las derrotas,
porque la historia continúa, más allá de nosotros,
y cuando ella dice adiós, está diciendo: hasta luego.
Ojalá podamos mantener viva la certeza
de que es posible ser compatriota y contemporáneo
de todo aquel que viva animado por la voluntad de justicia
y la voluntad de belleza,
nazca donde nazca y viva cuando viva,
porque no tienen fronteras los mapas
del alma ni del tiempo.
De nuestros miedos…
De nuestros miedos
nacen nuestros corajes
y en nuestras dudas
viven nuestras certezas.
Los sueños anuncian
otra realidad posible
y los delirios otra razón.
En los extravíos
nos esperan los hallazgos,
porque es preciso perderse
para volver a encontrarse.
Los nadies.
Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pié derecho, o empiecen el año cambiando de escoba.
Los nadies: los hijos de los nadies, los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local.
Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.”

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