#81
Poesía: Nicolás Guillén
Por Nicolás Guillén
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¿Po qué te pone tan brabo,
cuando te dicen negro bembón,
si tiene la boca santa,
negro bembóm?
Bembón así como ere
tiene de tó;
Caridá te mantiene, te lo dá tó.
Te queja todavía,
negro bembón;
sin pega y con harina,
negro bembón,
majagua de drí blanco,
negro bembón;
sapato de dó tono,
negro bembón.
Bembón así como ere
tiene de tó;
Caridá te mantiene, te lo dá tó.
MULATA
Ya yo me enteré, mulata,
mulata, ya sé que dise
que yo tengo la narise
como nudo de cobbata.
Y fíjate bien que tú
no ere tan adelantá,
poqque tu boca é bien grande,
y tu pasa, colorá.
Tanto tren con tu cueppo,
tanto tren;
tanto tren con tu boca,
tanto tren;
tanto tren con tu sojo,
tanto tren.
Si tú supiera, mulata,
la veddá:
que yo con mi negra tengo,
y no te quiero pa ná!
CANTO NEGRO
¡Yambambó, yambambé!
Repica el congo solongo,
repica el negro bien negro;
congo solongo del Songo
baila yambó sobre un pie.
Mamatomba,
serembe cuserembá.
El negro canta y se ajuma,
el negro se ajuma y canta,
el negro canta y se va.
Acuememe serembó,
aé
yambó,
aé.
Tamba, tamba, tamba, tamba,
tamba del negro que tumba;
tumba del negro, caramba,
caramba, que el negro tumba:
¡yamba, yambó, yambambé!
CAÑA
El negro
junto al cañaveral.
El yanqui
sobre el cañaveral.
La tierra
bajo el cañaveral.
¡Sangre
que se nos va!
ADIVINANZAS
En los dientes, la mañana,
y la noche en el pellejo.
¿Quién será, quién no será?
-El negro.
Con ser hembra y no ser bella,
harás lo que ella te mande.
¿Quién será, quién no será?
-El hambre.
Esclava de los esclavos,
y con los dueños, tirana.
¿Quién será, quién no será?
-La caña.
Escándalo de una mano
que nunca ignora a la otra.
¿Quién será, quién no será?
-La limosna.
Un hombre que está llorando
con la risa que aprendió.
¿Quién será, quién no será?
-Yo.
NO SÉ POR QUÉ PIENSAS TÚ
No sé por qué piensas tú,
soldado, que te odio yo,
si somos la misma cosa
yo,
tú.
Tú eres pobre, lo soy yo;
soy de abajo, lo eres tú;
¿de dónde has sacado tú,
soldado, que te odio yo?
Me duele que a veces tú
te olvides de quién soy yo;
caramba, si yo soy tú,
lo mismo que tú eres yo.
Pero no por eso yo
he de malquererte, tú;
si somos la misma cosa,
yo,
tú,
no sé por qué piensas tú,
soldado, que te odio yo.
Ya nos veremos yo y tú,
juntos en la misma calle,
hombro con hombro, tú y yo,
sin odios ni yo ni tú,
pero sabiendo tú y yo,
a dónde vamos yo y tú Y
¡no sé por qué piensas tú,
soldado, que te odio yo!
Enterró solo las plumas porque el gallo se comió,
y el gallo voló cantando “Caraballo me mató”.
Corrió veloz como el rayo y el gallo lo persiguió,
cantando siempre cantando “Caraballo me mató.”
hasta que llegó a Jamaica tierra de melaza y ron,
de rubios cañaverales, cafetales y algodón,
donde los negros rumberos bailan al son del bongó.
lo recibieron cantando: “Caraballo lo mató”.
Escapándose Caraballo el gallo lo persiguió,
el mar, la selva y el viento; el monte, el agua y el sol,
las estrellas en el cielo todas cantaban al son:
“Caraballo mató un gallo y en la plaza lo enterró”
en el alto campanario un gallito delator,
giraba contrario al viento y así su copla entonó:
piedad de unas negras manos sepultura allí le dio,
y en la tumba plantó un árbol, aquel árbol dio una flor,
y esa flor se abrió de noche y en la noche se escuchó
el primer canto del gallo y que la mañana anunció,
cantando la eterna copla: “Caraballo me mató”
sobre sus alas un gallo, gallo blanco se posó.
Ángeles negros flotaban entre nubes de algodón.
Cantando la eterna copla “Caraballo lo mató”.
“Caraballo mató un gallo, y en la plaza lo enterró.”
llamado fue Caraballo al santo juicio de Dios.
Pero al alba cantó el gallo y el en su canto así acusó:
Se enojo Dios, lanzó un rayo de profunda indignación.
“Ven” le dijo a Carballo “No has pecado negro, no…
Que si mataste a ese gallo fue el hambre que te obligó,
y ya que en el mundo blanco para el negro no hay perdón,
yo, Dios y señor del negro, te ofrezco mi absolución,
Negras vírgenes cantaron y danzaron en su honor,
y en medio de la alegría, se escuchó la voz de Dios:
“Esta noche, para todos, habrá gallo con arroz”
“Esta noche, para todos, habrá gallo con arroz”.
Mi patria es dulce por fuera,
y muy amarga por dentro;
mi patria es dulce por fuera,
con su verde primavera,
con su verde primavera,
y un sol de hiel en el centro.
mira impasible tu duelo!
¡Qué cielo de azul callado,
ay, Cuba, el que Dios te ha dado,
ay, Cuba, el que Dios te ha dado,
con ser tan azul tu cielo!
me trajo en su pico el canto;
un pájaro de madera.
¡Ay, Cuba, si te dijera,
yo que te conozco tanto,
ay, Cuba, si te dijera,
que es de sangre tu palmera,
que es de sangre tu palmera,
y que tu mar es de llanto!
yo, que te conozco tanto,
miro la sangre y el llanto,
bajo tu risa ligera.
bajo tu risa ligera;
sangre y llanto
bajo tu risa ligera.
Sangre y llanto.
está en un hoyo metido,
muerto sin haber nacido,
el hombre de tierra adentro.
Y el hombre de la ciudad,
ay, Cuba, es un pordiosero:
Anda hambriento y sin dinero,
pidiendo por caridad,
aunque se ponga sombrero
y baile en la sociedad.
(Lo digo en mi son entero,
porque es la pura verdad.)
sí, señor,
la tierra que nos tocó
siempre el pobre la encontró
si hoy yanqui, ayer española,
¡cómo no!
¡Qué sola la tierra sola,
la tierra que nos tocó!
hay que estrecharla en seguida;
la mano que no se afloja,
china, negra, blanca o roja,
china, negra, blanca o roja,
con nuestra mano tendida.
bien,
en el restaurant del puerto,
bien,
un marino americano,
me quiso dar con la mano,
me quiso dar con la mano,
pero allí se quedó muerto,
bien,
pero allí se quedó muerto,
el marino americano
que en el restaurant del puerto
me quiso dar con la mano,
¡bien!
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#81
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