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Reseña de “Capitalismo de Plataformas” de Nick Srnicek (2018, buenos aires, caja negra)
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En el marco de los debates que se están desarrollando fundamentalmente entre abogados y abogadas laboralistas durante los recientes meses, a raíz de tomar estado público la propuesta de regular el trabajo de mensajería a través de plataformas mediante un estatuto especial, volvió a resonar el libro “Capitalismo de plataformas” de Nick Srnicek, profesor de Economía Digital1 del London Kings College, publicado en 2018, en la Ciudad de Buenos Aires, por la editorial Caja Negra, con traducción de Aldo Giacometti.
En este artículo comparto una breve reseña que anime a la lectura de sus ciento dieciséis páginas (dividas en tres capítulos) mediante las que el autor propone un análisis, en clave de historia económica, que circunscribe al desarrollo digital y tecnológico en el marco general del desarrollo capitalista, pero “reconociendo a su vez la diversidad de formas económicas y las tensiones competitivas inherentes a la economía contemporánea” (2018, p. 10).
Habida cuenta de la existencia de ya varias reseñas sobre este texto, haré hincapié en los aspectos que considero resultan un insumo para el debate sobre la regulación de las plataformas y –en otro orden- representan un aporte pedagógico para las múltiples instancias de enseñanza/aprendizaje en las que este tema se trabaja.
El capitalismo de plataformas en la historia económica del capitalismo
El mundo cambia vertiginosamente; incluso antes del coronavirus algunas páginas de este reciente ensayo parecían haberse desvanecido o la realidad que intenta explicar, transformado. No obstante, este hecho representa un desafío bien recogido por el autor, que intenta ubicar, en la historia económica del capitalismo, un apartado para las plataformas. Tres son los momentos relevantes que, según explica, preparan el escenario para el desarrollo de la nueva economía digital de plataformas en la que vivimos: la recesión de los años 70, el boom y caída de los años 90 y el “keynesianismo financiero” que culminó con la crisis del año 2008 (Srnicek, 2018, p. 15).
Describe, a lo largo del primer capítulo y en diálogo con otros estudios económicos, las transformaciones del capital y del trabajo, aunque centrándose sobre el primero de estos extremos; mirada que a riesgo de parecer “economicista” se impone ante la debilidad del movimiento obrero y la “prioridad de acción” del capital (Srnicek, 2018, p. 15). Así explica cómo fue el vuelco de ciertos sectores del capitalismo a los datos, como forma de reestructuración post 2008, aunque directamente vinculada con la crisis de sobreproducción que hizo caer el precio de la manufactura mundial en la década del 70 e impactó radicalmente en la transformación del “empleo seguro”, dando paso a austeros modelos de negocios y trabajo flexible, con aumento considerable del ejército de reserva a disposición del capital (Marx, 2011: 786)2.
Las plataformas
La plataforma es entendida –ya en el segundo capítulo- como el “modelo de negocios” que mejor trabaja sobre los datos, que son su materia prima3 y sobre los cuales opera una “vasta infraestructura para detectar, grabar y analizar” (Srnicek, 2018, p. 42). Señala el texto, en sintonía con los conceptos popularizados por Mariana Mazzucato, que hubiese sido imposible poner en práctica este modelo sin la importante inversión estatal que permitió el desarrollo de internet y las telecomunicaciones y el importante estímulo fiscal a las empresas de tecnología (Srnicek, 2018, p. 27 y 44).
El trabajo que exige esta nueva materia prima no se puede realizar en la antigua fábrica fordista o toyotista. Por el contrario requiere de plataformas, entendidas como “infraestructuras digitales que permiten que dos o más grupos interactúen” (Srnicek, 2018, p. 45), es decir, intermediarias que tienen por fin la reunión de diferentes usuarios. Para el autor las plataformas presentan al menos cuatro características:
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Son capaces de operar en cualquier parte del mundo.
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Producen y depende de efectos de red –cuanta más gente las use, más valiosas son- punto que resulta explicativo de su “tendencia natural a la monopolización” (Srnicek, 2018, p. 47).
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Utilizan subvenciones cruzadas: lo que se concede gratuitamente a ciertos usuarios eleva el precio de servicios prestados a otros.
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Cuentan con un diseño atractivo.
El autor avanza sobre una tipología de las plataformas señalando cinco variantes: publicitarias (como facebook o google), de la nube (vinculadas con el e-commerce como Amazon4), industriales (destinadas a la optimización del proceso de producción y al desarrollo del internet industrial), de producto (destinadas a recuperar industrias en declive como las discográficas a través de Spotify) y austeras.
Plataformas austeras: nociones para una regulación estatal
Me interesa recuperar las nociones del autor acerca de las plataformas austeras como un aporte para el contexto actual en el que se discute la regulación mediante estatuto especial de las plataformas de mensajería o delivery en Argentina.
En primer lugar, cabe advertir que la denominación de “austera” se deriva de la aparente carencia de activos de la empresa, que en la realización de determinada actividad no cuenta con los bienes típicos: Uber no es dueña de ningún auto. Solo pareciera poseer el mínimo extractivo básico que es, a la vez, el elemento más importante: el software y análisis de datos (Srnicek, 2018, p. 72).
El autor destina una lapidaria descripción a este modelo de negocios: lo califica de hipertercerizado, con deslocalización de trabajadores, capital fijo, costos de mantenimiento y training. Tristemente célebres por el aprovechamiento de la subcontratación de trabajadores, buscan constituirse como un intermediario entre estos –considerados como “colaboradores”- y los consumidores. Este modelo permite el ahorro de hasta un 30% del “costo laboral” (Srnicek, 2018, p. 72) mediante recortes de derechos y prestaciones históricamente reconocidas a los trabajadores y trae aparejado formas de control alternativas a través de la implementación de reputación que “transmiten las tendencias racistas y de género de la sociedad” (Srnicek, 2018, p. 72-73).
Agrega que el trabajo en las plataformas austeras es una reaparición de la figura del “jornalero” o del trabajo a destajo, solo posible gracias al desempleo y precarización derivados de la crisis del 2008. De allí que considere que “el trabajo autónomo no es un camino elegido libremente, sino más bien una imposición forzada” (Srnicek, 2018, p. 77) que no existiría en una “economía saludable” (Srnicek, 2018, p. 78)5.
Sin embargo, el autor considera que el “mercado laboral” de las plataformas austeras es todavía pequeño: en EEUU representa el 1% de la fuerza laboral y en el Reino Unido el 3% y el 6% (Srnicek, 2018, p. 77). Estos datos –especialmente el estadounidense- guardan relación con los relevados por el único informe empírico que existe sobre las plataformas en Argentina elaborado conjuntamente por la OIT, el BID y CIPPEC, según el cual “el conjunto de usuarios-proveedores de servicios a través de plataformas digitales representaba en 2018 el 1% del total de ocupados de la Argentina” (Madariaga, Buenadicha, Molina y Ernst, 2019: 70)
El estudio agrega que “estas compañías están todavía luchando por ser rentables” (Srnicek, 2018, p. 80). Su financiamiento proviene fundamentalmente de un capital excedente en busca de tasas de retorno más amplias que las actuales tasas de interés. De allí que el autor las asocie con un boom tecnológico o una nueva burbuja financiera6, más que con una vanguardia destinada a revivir el capitalismo o generar empleo. En consecuencia, considera que están destinadas a un derrumbe en los próximos años (Srnicek, 2018, p. 86).
Para el profesor canadiense, aún si estas empresas lograran posiciones monopólicas en el mercado desplazando la competencia existente7 no darían garantías estables de subsistencia pues “su rentabilidad parece estar generada solo por el traslado de costos y la baja de salarios, y no por algo sustancial” (Srnicek, 2018, p. 82). Entre las múltiples razones con las que se argumenta esta definición se señala la imposibilidad de ofrecer un servicio eficiente a gran escala y la incapacidad para generar ingresos de manera lo suficientemente continua como para sobrevivir (Srnicek, 2018, p. 107) poniendo como ejemplo el caso de la plataforma Homejoy.
Claro que este libro no representa una mirada desde Latinoamérica o centrada en las particularidades de nuestro contexto, la cual es siempre necesaria8. A su vez, aunque confía en una victoria de los trabajadores en las disputas por la instalación de este modelo de precarización, pareciera ser demasiado determinista en lo relativo a su desaparición o su incapacidad de monopolizar el mercado en determinadas actividades como el transporte de pasajeros, reparto o mensajería.
Sin embargo, nos ayuda a comprender qué se quiere regular y permite complejizar la pregunta por la forma en la que debe intervenir el estado –a la que se aboca en el tercer capítulo de libro que reseñamos- que, indubitablemente, “tiene el poder para combatir plataformas” (Srnicek, 2018, p. 115).
Bibliografía
Arese, Cesar, 2018, “Vino nuevo en odres viejos”, diario La Voz, disponible en https://www.lavoz.com.ar/opinion/vino-nuevo-en-odres-viejos
Madariaga, Javier, Buenadicha, Cesar, Molina, Erika y Ernst, Christoph, 2019, “Economía de plataformas y empleo ¿Cómo es trabajar para una app en Argentina?”, Buenos Aires: CIPPEC – BID – OIT.
Marx, Karl, 2011, “El capital”, Tomo I, Vol. I y III, Buenos Aires: Siglo XXI.
Srnicek, Nick, 2018, “Capitalismo de plataformas”, Ciudad de Buenos Aires: Caja Negra.
1La economía digital es definida en el libro no como el sector exclusivamente tecnológico, sino todos aquellos sectores económicos que dependan de tecnología.
2No está ausente en este nuevo modelo de acumulación (o crecimiento) la utilización de estrategias de evasión y paraísos fiscales: el autor incorpora datos sobre las reservas de estas empresas que son impactantes y explica la doble función de la evasión, no solo como método de acumulación de capital sino a los fines de obtener un estado desfinanciado y austero, menos capaz.
3Se aleja de la definición de dato como “trabajo gratuito”. En contrapartida plantea que es una materia prima tal como lo define Marx: un elemento que aunque sea natural (en este caso, las interacciones humanas) requiere el paso por “el filtro de un trabajo anterior” (Marx, 2011: 217), es decir un procesamiento. En términos del autor: “Al igual que el petróleo, los datos son un material que se extrae, se refina y se usa de distintas maneras” (Srnicek, 2018, p. 42-43).
4Mercado Libre podría ser un ejemplo del plano local.
5Una idea similar expresó el profesor Cesar Arese al definirlas como vino nuevo en odres viejos (Arese, 2018).
6Similar a la que generó la crisis del 2008 y asociada con lo que el autor denomina “keynesianismo financiero”.
7Lograr que desaparezcan los taxis y el transporte no público se realice íntegramente a través de Uber, por ejemplo.
8Aunque el autor, en publicaciones recientes, busca avanzar sobre el desarrollo de la idea de “colonialismo digital” y plantea un nuevo orden internacional para la información en cabeza de los países más vulnerables.
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