octubre 2018

La lógica del capital y los/las trabajadores/as

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Publicado por Rima –Red Informativa de Noticias

Un ajuste que produce mayor pobreza, desocupación y empeoramiento en las condiciones de vida y beneficio para el capital especulativo fueron motivo de debate en el Congreso del Frente Multisectorial 21 F, con un programa opositor y propositivo de jornadas de lucha. Un repudio a la política del gobierno de Macri y la ingerencia del FMI.
¿Qué es el FMI?
El CHE Guevara, hace 44 años, pronunció un discurso1 en representación del Gobierno de Cuba, refiriéndose entre otros temas a la penetración de los capitales de los países desarrollados, estableciendo dependencia económica a través de diversas formas (préstamos en condiciones onerosas, inversiones que sujetan a un país a los inversionistas, dependencia tecnológica casi absoluta..). El CHE describe la vieja de la nueva receta que nos ofrecieron:
A veces esta penetración adquiere formas más sutiles como la utilización de los organismos internacionales, financieros, crediticios y de otro tipo: FMI, Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento, el GATT y el BID (…)
Ellos se introducen en la política económica interna (…)
El FMI es el cancerbero del dólar en el campo capitalista (…) Todos estos organismos se rigen por reglas y principios a los que se pretenden presentar como salvaguardas de la equidad y la reciprocidad en las relaciones económicas internacionales cuando, en realidad, no son sino fetiches tras los cuales se encubren los instrumentos más sutiles para la perpetuación del atraso y la explotación (…)
Mientras que impone los llamados programas de austeridad y combate las formas de pago necesarias para la expansión del comercio entre países que sufren una crítica situación en su balanza de pagos….trata desesperadamente de salvar al dólar de su precaria situación (…)
El ajuste actual nos hace recordar, el implementado en la década de 1990, con algunas diferencias, aunque los beneficiarios son los mismos, las grandes empresas, especialmente las extranjeras y los perjudicados, la gran mayoría del pueblo.
Un estudio realizado sobre la empresa Terrabussi2 en la década de 1990, refleja las condiciones de explotación a través del abordaje de las condiciones impuestas en las relaciones laborales y la discriminación a las mujeres a través de la segregación ocupacional. He aquí, parte de las conclusiones del mismo:

Relaciones laborales
Dos lógicas se contraponen en las relaciones laborales: una es la de la empresa y otra la de los trabajadores. Aunque impera la filosofía de la concertación de las clases sociales, los conflictos son permanentes. A veces se hacen manifiestos y otras permanecen latentes. La lucha principal en la Empresa en el período abordado fue por la cuota de plusvalía3. Los empresarios amparados por el congelamiento salarial y la reforma laboral llevaron a cabo el “plan de ajuste”. Pero el hambre de los miembros de las familias no podía esperar y es por eso que los trabajadores/as pelearon por la subsistencia, así como cuando el cuerpo no aguantaba dijeron “basta” frente a la intensidad de los ritmos de trabajo. De ahí las acciones encaradas por la mayoría de los trabajadores, para revertir esta situación, representados por la C.I.: hubo una pulseada, con algunos éxitos.

El cuerpo de las/os trabajadoras/es en el cuerpo social
El mercado desregulado de la década de 1990 ha agudizado las malas condiciones de vida de millones de argentinos ocupados y desocupados.
El salario real ha descendido a cifras que impiden acceder a la canasta familiar. La legislación laboral fue modificada, incorporándose las cláusulas de flexibilidad laboral y polivalencia funcional, y se ha incrementado la fatiga, debido a los cambios en la duración y en la configuración del tiempo de trabajo.
Los daños a la salud provocados por las condiciones de trabajo requieren por parte de los empresarios una revisión de la “razonabilidad” de la tarea y la incorporación de algunos principios ergonómicos: “los seres humanos no tienen que adaptarse siempre a su medio ambiente, sino que es el medio ambiente el que debe adaptarse a ellos. Es necesario en suma, adaptar el ‘zapato’ al ‘pie’. O como lo estipula la ley sueca sobre el medio ambiente de trabajo: las condiciones de trabajo deben ser adaptadas a las necesidades físicas y mentales de los seres humanos”4.
El proceso de salud-enfermedad en el proceso de producción es expresión de aquellas relaciones, poniendo en evidencia la discordancia que hay entre las investigaciones sobre la salud en el ámbito laboral y como prevenirlas y la falta implementación de las mismas.

Discriminación y la desigualdad en un sistema desigual
Las mujeres ganaron los derechos civiles, laborales y políticos durante el siglo XX.
Durante muchísimo tiempo existieron motivos explícitos e implícitos para inhibir a la mujer en su participación en la actividad pública. “Los fundamentos del motivo de la exclusión de la mitad de la población del ejercicio de los derechos políticos estaban presentes en las concepciones sociales predominantes en la época, pero no en sus normas legales. A partir de una convención del lenguaje, aquella que entiende que los ‘hombres’ son varones y mujeres, creció un malentendido histórico al servicio de una concepción discriminatoria de la mujer. La ambigüedad de las leyes sustentada en un implícito discursivo permitió que hasta 1947 las mujeres permanecieran ausentes de las decisiones públicas. Esta situación queda evidenciada, asimismo, en los argumentos expuestos públicamente por legisladores y políticos en debates parlamentarios o en declaraciones públicas. Pero también son elocuentes los silencios producidos por normas demasiado generales, que favorecieron lecturas equívocas y ampararon los prejuicios más diversos”5. En otras palabras, las leyes reflejaban la exclusión de la mujer.
Es decir que desde el punto de vista de las prácticas políticas se fueron destrabando a lo largo del siglo XX los impedimentos que obturaban el ingreso de la mujer a la vida pública. Sin embargo, no han cambiado las convicciones que han penetrado profundamente en las entrañas del pensamiento de los hombres.
La discriminación se agudiza en períodos de crisis donde el temor por la pérdida del empleo, en algunos sectores, impulsa a fomentar la discriminación. También persiste la actitud contradictoria de los empresarios, quienes, por un lado, valoran las “habilidades y destrezas manuales” de las mujeres con salarios más bajos, y por otro, impiden que éstas, con otras capacitaciones reconocidas en sus trayectorias laborales, accedan a cargos de mayor jerarquía.
La maternidad, tan glorificada por siglos, sigue siendo un “problema” para los empresarios y para algunos sindicalistas.
Toda la información recogida, a nivel internacional y nacional, sobre la situación de la mujer en la industria, converge en señalar una situación de discriminación salarial y ocupacional.
Un tema vigente es el de la relación entre el nivel educativo y las competencias laborales: subsisten los saberes tácitos como condición para la realización de la división de tareas, diferenciándose claramente de la preparación de los hombres para el ejercicio de determinados oficios.
Síntesis
Existe discordancia entre los enunciados: “igual trabajo por igual salario”, del Convenio Colectivo de Trabajo, la Ley de Contrato de Trabajo y las Convenciones Internacionales a las cuales el país ha adherido, y el trabajo de la vida cotidiana.
Las relaciones género-clase palpitan diariamente. Los roles instituidos para la mujer y el varón no se han modificado suficientemente para que desaparezca esta contradicción en el seno del campo laboral: la división técnica del trabajo y las relaciones de género en el interior de las organizaciones productivas son un reflejo de las relaciones sociales. Persiste la caracterización que hemos realizado sobre la inserción de la mujer en la producción en la sociedad capitalista, es requerida por sus habilidades manuales y por otro retribuida con salarios inferiores. Esta incorporación tuvo lugar en el marco de una lucha permanente, principalmente por la cuestión de la doble jornada y el cuidado de los niños/as.
La discriminación de la mujer se inicia desde el momento de admisión en la empresa, ya que los perfiles de casada o soltera, de madre, tienen peso para su ingreso.
En la Empresa T., la contradicción hombre-mujer es asumida abiertamente por parte de la patronal, que no acepta que las mujeres accedan a la “categoría de operaria calificada” y actualmente, por la misma tarea, paga más a los varones que poseen el título técnico metalmecánico.
Los compañeros se oponen a la revisión de esta política patronal, pues temen ser desplazados de sus puestos de trabajo y, asimismo, se niegan a profundizar la discusión de estas relaciones de género. No existe predisposición suficiente para el cuestionamiento de roles adjudicados y asumidos por siglos. Los cambios en las representaciones de hombres y mujeres no acompañan mecánicamente los cambios numéricos y legislativos de la inserción laboral de la mujer ya que existen otros factores e intereses que los obstaculizan.
La realización por parte de las mujeres de tareas poco calificadas tiene dos tipos de implicancias:

actuales, de índole salarial;
en el futuro, pues no acumulan en su haber tareas con mayor calificación para acceder a puestos de mayor jerarquía.

La exigencia de la doble jornada laboral6 y la falta de infraestructura social para que la mayoría de la población aborde la realización de tareas domésticas reafirman la división del trabajo del sistema capitalista.
A las cualidades atribuidas a la mujer, tales como destreza manual y capacidad para el orden, después de las experiencias recogidas, habría que agregarle unas cuantas más, entre ellas, el espíritu participativo y combativo.
Los nuevos conocimientos obtenidos acerca de estos modos de participación y de lucha encaradas por las mujeres trabajadoras en una empresa industrial, pueden servir de base para continuar y profundizar el estudio de los procesos de trabajo y las condiciones en que las mujeres que las llevan a cabo podrían transformarlas.
Estos saberes los pongo al servicio de la comunidad, como base para continuar y profundizar el estudio del tipo de tareas y condiciones de trabajo que realizan las mujeres en las empresas industriales.
Como última conclusión se transmite un aporte de Daniele Kergoat: “Considerar a las obreras en la singularidad de su situación de mujeres en el trabajo lleva a restituir en perspectiva las consideraciones dirigidas al mundo obrero. Los análisis clásicos en términos de empleo, clasificación o de trayectorias sociales se entremezclan revelando una condición obrera femenina signada por la división sexual del trabajo”.

20 de agosto de 2018

* Magister de la UBA en Ciencias Sociales del Trabajo
1 Primera Conferencia para el Comercio y el Desarrollo, celebrada en Ginebra el 25 de marzo de 1964. Publicado en Ernesto Guevara, obras completas, Ediciones Del Plata, 1968.
2 Kandel Ester, Tesis: Las relaciones de género en una empresa de la industria de la alimentación en la Argentina en la década de 1990 (caso T.) Octubre de 2003 – www.ceil-conicet.gov
3 La fuerza de trabajo tiene un precio, que es la retribución que se percibe a través del salario. Por lo tanto, dice Marx, “el salario es la parte de la mercancía ya existente, con la que el capitalista compra una determinada cantidad de fuerza de trabajo productiva. La fuerza de trabajo es, pues, una mercancía que su propietario, el obrero asalariado, vende el capital. ¿Para qué la vende? Para vivir (…) “La aplicación de maquinaria para la producción de plusvalía adolece de una contradicción inmanente, puesto que de los dos factores de la plusvalía que supone un capital de magnitud dada, uno de ellos, la cuota de plusvalía, sólo aumenta a fuerza de disminuir el otro, el número de obreros.. Y esta contradicción es la que empuja, a su vez, al capitalista, sin que él mismo lo sepa, a prolongar violentamente la jornada de trabajo, para compensar la disminución del número proporcional de obreros explotados con el aumento no sólo del trabajo excedente relativo, sino del trabajo excedente absoluto. (Cap.13 y cap. 7 del Capital. Plusvalía: “Simple materialización de tiempo de trabajo excedente puro y simple”.
4 El hombre trabajando; op. cit.
5 Estudios e investigaciones; op.cit.
6 La doble jornada de trabajo incluye el trabajo remunerado y el trabajo doméstico no remunerado.

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