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El mundo del trabajo y el “reinicio de la historia” poscovid-19
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Cuando la Guerra Fría terminó, el economista político americano Francis Fukuyama declaró que las fases de evolución del desarrollo social, del feudalismo, pasando por la revolución agrícola e industrial, hasta llegar a la moderna democracia capitalista y Neocapitalista1 habían llegado al fin: el mundo tenía alcanzado ‘el fin de la historia’. Fue con una confianza similar que los economistas anunciaron ‘el fin de la historia económica’: la economía mundial estaba curada de la perspectiva de un regreso de la depresión.
Fukuyama se refería a la Gran Depresión de 1929, que fue una crisis financiera mundial que se prolongó durante la década de 1930, en los años anterior a la Segunda Guerra Mundial. Fue la depresión más larga en el tiempo, de mayor profundidad y la que afectó a mayor número de países en el siglo XX.
Ella desencadenó efectos devastadores en casi todos los países y la miseria se transmitieron como una epidemia, de modo que cayeron: la renta nacional, los ingresos fiscales, los beneficios empresariales y los precios.
El crash de la bolsa de valores de 1929 y la consecuente Depresión fue un terreno fértil para la implementación de la ideas del economista John Maynard Keynes. La llegada de Franklin D. Roosevelt como presidente de los Estados Unidos, encorajó los sus adjuntos a intentaren maneras diferentes para disminuir las miserias de la Depresión con un programa a que él dio el nombre de ‘New Deal’ (Nuevo Acordo). El colapso de la inversión dejó 13 millones de americanos desempleados, el que correspondía a 25% de la población adulta.
Fue en esta situación que Keynes dio los sus consejos al nuevo presidente, primer enviando a Roosevelt en el inicio de 1933 una copia de ‘Los Medios para la Prosperidad’, que esbozaba ideas que ele presentaría con más detalles en la Teoría General, que fue publicada en 1936.
Keynes comprendió conscientemente que el capitalismo liberal del siglo XIX pertenecía definitivamente a las circunstancias de aquel momento, que el sistema contemporáneo era profundamente diferente de aquel, y que era inútil esperar la resurrección de condiciones y realidades ya vividas siguiendo la lógica de la economía clásica. Para superar tal crisis era necesaria la providencia del Estado en la relación capital/trabajo, ya que esa crisis generó un gran índice de desempleo en los países capitalistas, y la salvación del capitalismo frente la expansión del comunismo estaba en la participación del Estado, defendía él2.
Para Keynes, extirpando el mal crónico del desempleo, habrá desaparecido uno de los defectos más graves del régimen capitalista.
Al cabo de la Segunda Guerra, el mundo pasó a ser bipolar y de concepciones antagónicas, ideológicas, políticas y económicas, entre las dos potencias mundiales de la época: el capitalismo liberal liderado por los Estados Unidos y el comunismo liderado por la Unión Soviética. Así comenzó la denominada “Guerra Fría”.
Después de esta Guerra, en los países capitalistas democráticos, el Pleno Empleo se convirtió en la piedra fundamental de la política económica. La teoría keynesiana estaba por domesticar el poder bruto del capitalismo del laissez-faire bajo los auspicios de la democracia. El Estado-nación realizó esta tarea de varias formas, comenta Robert Kuttner3, tales como: la estabilización económica y el crecimiento constante por medio de una política macroeconómica activa; la regulación de las tendencias más autodestructivas de los mercados, en especial del bancario y financiero; el apoyo a los sindicatos, y suministro de beneficios sociales, incluso, con varias formas de previsión, el financiamiento de la educación, el entrenamiento de los trabajadores e inversiones públicas directas.
Fue un período marcado por un extraordinario crecimiento económico global que se convirtió en la más dorada de todas las eras del desarrollo capitalista. En los años ‘60 se hizo evidente que el capitalismo había superado su era de catástrofe, aunque aún no era evidente que las economías socialistas estaban en camino de sufrir serias dificultades. En términos materiales y tecnológicos, a finales de esta década, el bloque socialista ya estaba quedando fuera de carrera.
Sin embargo, el capitalismo, en esta fase, aprendió las lecciones domésticas de su era de crisis, tanto en la economía como en la política. El estímulo para este cambio fue ciertamente político. El objetivo de esta ruptura deliberada con el capitalismo de libre mercado no era sólo eliminar el desempleo masivo, sino también estimular la demanda. Desde mediados de la década de 50, se hizo evidente que ambos objetivos estaban siendo alcanzados, ya que con la expansión y la prosperidad económica se hacía posible costear el capitalismo de bienestar social. Alcanzó su pico en los años ‘60 hasta los primeros años de la década del ´70, antes de la nueva crisis del ‘73 que comenzó a delinear una etapa que en la actualidad se puede definir de regresión del Estado de bienestar social, es decir, de los ‘30 años dorados’.
A partir de este periodo, de la denominada ‘crisis del petróleo’, la teoría de John Keynes, de la participación del Estado pasó a no resultar más interesante ya que el Neocapitalismo pasó a ser hegemónico, y entonces, no es ya necesario salvaguardarlo.
Sin embargo, después de esta época, especialmente, entre 1978 y 2008, el mercado libre estuvo en la cima. Aunque, por más dudas que un economista pudiera tener seguridad sobre la eficacia y la justicia de las fuerzas del mercado, estas eran predicadas como virtuosas por economistas y políticos de todos os lados.
Este periodo es caracterizado por el comando ideológico, político y económico del neoliberalismo, con la llegada de Margaret Thatcher al poder, en Inglaterra, fines de la década 1970 y Ronaldo Reagan en inicio de la década de 1980, en Estados Unidos, ambos hayekianos confesos.
La filosofía de Thatcher era basada en convicciones aprendidas de su padre, que era propietario de una tienda, pero ella también procuró una justificación intelectual para las sus opiniones. En Oxford, donde estudió química, ella tenía leído el ‘Camino de la servidumbre’, de Friedrich Hayek, publicado en 1944. Después de conquistar el comando del Partido Conservador, ella dice ‘Es en eso que acreditamos’. En junio de 1979, Thatcher fue electa para el cargo de primero-ministro de Inglaterra.
A partir de los fundamentos filosóficos y económicos hayekiano, Margaret Thatcher pasó a reducir el tamaño del Estado, a libertar las empresas de reglamentos y a vender los activos del Estado en un proceso denominado de privatización. Las ideas hayekianas de Thatcher encorajó Ronaldo Reagan a candidatearse a Casa Blanca en 1980. Reagan hice campaña con el slogan hayekiano ‘Podemos expulsar el gobierno de nuestras espaldas, de los nuestros bolsillos’ y prometió corte en los impuestos, un gobierno federal más pequeño y una defensa nacional fuerte.
Para Friedrich Hayek, el gobierno debería regir solos aquellos elementos de la sociedad que no podría ser regido por más nadie, como la Defensa. A la luz de la su última finalidad era a de reemplazar el gobierno representativo, con todos los sus grupos de intereses y partidos, por una sociedad privatizada, no sorprende que Hayek a tener sentido que Reagan y Thatcher no fueron suficientemente largos con sus procesos de privatizaciones.
Este proceso que duró cerca de 30 años, entró en una profunda crisis a partir de 2008, cuando en marzo de este respectivo año, el Bear Stearns, un banco líder en empréstito hipotecario subprime, fue vendido por un precio bien bajo al JPMorgan Chase y en septiembre siguiente, el Lehman Bhothers fue a quiebra. Hasta los adeptos del haykenismo hicieron la defensa que el mercado no debería seguir el su camino. En octubre de 2008, el secretario del Tesoro, Henryn Paulson, recibió del Congreso 700 millones de dólares para a recatar otras compañías cercanas de la quiebra.
En estos 30 haykeniano, solo ha aumentado la concentración de riquezas entre los Neocapitalistas y ha aumentado la desigualdad social y empeorado las condiciones de vida y de laboral de los trabajadores. Entre las 100 mayores economías del mundo, 51 corresponden a corporaciones y 49 a Estados nacionales, de acuerdo al PIB de cada entidad4.
En esa misma esfera ha de destacarse lo que subraya Thomas Piketti5: desde 2010 Crédit Suisse (uno de los principales bancos suizos) publica todos los años un ambicioso informe sobre la distribución mundial del patrimonio que abarca el conjunto de la población del planeta. Otros bancos y ciertas compañías de seguros –Merry Lynch, Allianz, etc.- se especializaron en el estudio de la población de millonarios, en dólares, a nivel mundial (los famosos HNWI: “High Net Woeth Individuals”). No obstante, se observa la similitud con las clasificaciones de Forbes y clasificaciones similares.
Según el informe de Oxfen, subraya que la creciente concentración de ingresos en el mundo está en manos del 1% de los individuos, quienes tienen el mismo volumen que los 99% individuos más pobres.
El último informe de esa entidad informa que el abismo entre ricos y pobres está aumentando a una velocidad mucho mayor de la prevista. Basado en el Credit Suísse Wearth Report 2016 y en la lista de millonarios de la Forbes, el informe alerta que solo ocho hombres concentran la misma riqueza que los 3,6 billones de personas que forman parte de la mitad más pobre de la humanidad.
Estima la Forbes que, en las próximas dos décadas, 500 individuos transferirán más de 2,1 trillones de dólares a sus herederos, una suma mayor que el PIB de un país como India, que tiene 1,2 billón de habitantes.
Esta enorme concentración de ingresos es hermana directa de la competitividad defendida por la globalización imperialista neoliberal contemporánea, que también es responsable del abandono de la noción de fraternidad y solidaridad.
La instauración del mercado como instancia mediadora e insuperable de la sociedad es el argumento central de las políticas económicas neoliberales hayekianas. El Estado mínimo es visto como la única alternativa a la democracia y ese proceso ha llevado a una creciente concentración de ingresos. Sin embargo, cuando hay una quiebra general del mercado es el Estado que tiene socorrerlo, como ocurrió en 2008.
Esta participación del Estado, corresponde la vuelta del keynesianismo, con un agravante muy relevante para nosotros del área laboral, sin la preocupación del pleno empleo de Keynes, ahora es solo y solo la preocupación de salvar la crisis del capital, del Neocapitalismo. Esta crisis viene desde 2008 hasta los días actuales, junio de 2020, se quedó más grave con la Pandemia de la Covid-19 y que desencadenó en millones de desempleados en todo el mundo, especialmente en la América Latina y aún más entre los jóvenes.
De acuerdo con la OIT, el declino del horario de trabajo en el primero y segundo trimestre de 2020 fue de 4,8%. Eso representa a aproximadamente 135 millones de empleos en tiempo integral el que significa un aumento de 7 millones en comparación a la avaluación inicial de la OIT. El número estimado de puestos de trabajo perdidos en el segundo trimestre, sin embargo, será de 305 millones.
Una perspectiva regional, las Américas (13,1%), y Europa y Asia Central (12,9%) presentan las mayores pérdidas en horas trabajadas en el segundo trimestre. En el caso de la América del Sul, las estimativas apuntan para 3 millones de puestos perdidos en el primero trimestre y otros 18 millones de horas trabajadas en el segundo trimestre, una alta de 11%.
Segundo la OIT, la región suramericana es a que sufren la mayor revisión, en comparación a la avaluación original realizada por la entidad, en marzo.
El salto fue de más de un punto porcentual y, de acuerdo con la entidad, hay una “deterioración de la situación en la América del Sur”.
Conforme Guy Ryder, la constatación sobre las Américas no ocurre al acaso, “eso coincide con el hecho de que la región es hoy el epicentro de la pandemia”, declaró. En los EUA, a taja de desempleo es de 14%, a más alta desde la Gran Depresión.
“En el comienzo de la pandemia, el continente de las Américas era el menos afectado en términos de empleo”, dijo. “Hoy, el continente saltó para ser el más afectado. No hay misterio. La OMS nos dice que la región se convirtió, el epicentro de la pandemia. Esa relación está clara”, afirmó.
“Existe preocupaciones de como la pandemia está afectando de forma más dura los países en desarrollo ante de la capacidad de esos países en implementar las medidas correctas para contener el virus, sino también para tener respuestas al mundo del trabajo. Y, claramente, el continente americano, donde la informalidad es enorme, donde el diálogo social en muchos países no están siendo efectivo, hay muchos desafíos”, completó.
En lo que se refiere a los jóvenes, los dados reveló que la pandemia está desarrollando un “impacto devastador” entre los jóvenes y que ya había, desde febrero, un aumento “substancial” del desempleo entre ellos.
“La pandemia está infligiendo un choque triplo a los jóvenes”, dice la OIT. “No solo está destruyendo su empleo, como también está atrapando la educación y la formación y poniendo grandes obstáculos en el camino de aquellos que buscan insertarse en el mercado de trabajo o movilizarse entre los empleos”.
Con 13,6% el desempleo entre los jóvenes en 2019 ya era más alta del que la de cualquier otro grupo. Había cerca de 267 millones de jóvenes sin empleo, educación o formación en todo el mundo.
En este escenario, es importante destacar que la crisis de 2008 no fue resuelta, por el contrario, estaba para explotar a cualquier momento, la Pandemia de la Covid-19 solo aceleró el proceso. Es este el legado del hayekenismo y de sus defensas a las políticas económicas neoliberales de minimización del Estado, de flexibilización y desreglamentación laboral, que en estos últimos 30 años hicieron parte de la lógica de la globalización económica.
Esta cuantidad de desempleo, apuntada por la OIT, no es exclusivamente por la causa de la Pandemia, no obstante, está relacionada con el neoliberalismo, el reemplazamiento del hombre por las tecnologías de la inteligencia, el uso de algoritmos, la globalización económica y la concentración de las riquezas en las manos de pocos.
La mayoría de la población mundial está a sufrir o ya sufrió pérdidas de empleos, ingresos y quiebra con la Pandemia, por ejemplo, en los Estados Unidos hay cerca de 40 millones de desempleados. Mientras, según un informe publicado por la Bloomberg, el grupo de los cinco billonarios más rico de los EE.UU: Jeff Bezos, Bill Gates, Mark Zuckerberg, Warren Buffet y Larry Ellison facturaron 75,5 billones en este periodo. Y la riqueza total de los 623 billonarios de los EE.UU pasó de 2,9 trillones de dólares para 3,3 trillones en el periodo.
Esta es una realidad que estamos a vivir en este periodo de la Pandemia y que puede reflejar, incluso, por décadas.
Las cuestiones políticas, económicas e ideológicas son de extrema importancia para comprender este actual escenario, los tres países que actualmente (08/06/2020) hay más cantidad de muertos, por la Covid-19, son los países gobernados por la Extrema Derecha: Estados Unidos (Donald Trump), Inglaterra (Boris Johnson) y Brasil (Jair Bolsonaro), respectivamente. No se puede olvidar que los dos primeros fueron donde el neoliberalismo hayekiano tuvo su inicio y, en la contra mano con los países que hay más control al Covid-19 y también en dar respuesta al mundo del trabajo, que son los que hay más participación del Estado, por ejemplo, Japón, Corea del Sur, China.
En este complicado escenarios, es importante señalar que el Covid-19 también aceleró y acelera el proceso de una Nueva Guerra Fría entre China y los Estados Unidos, es decir, estamos en el Reinicio de la Historia, ya que, con el colapso de la Unión Soviética, en 1991, consecuentemente, el fin de la Guerra Fría, entre la antigua Unión Soviética y los Estados Unidos, llevó Fukuyama a decir que había llegado: El Fin de la Historia.
Las relaciones entre Estados Unidos y China han empeorado debido al intercambio de acusaciones y amenazas vinculadas a la Pandemia. Washington atribuye la propagación de Sars-Cov-2 a Beijing. Los chinos afirman que el gobierno estadounidense está infectado con “un virus político” para difamarlos.
El ministro de las Relaciones Exteriores de Francia, Jean-Yves Le Drian, alertó (27/05/2020) Europa para no involucrarse en una nueva “Guerra Fría” entre los EE.UU y China.
Mire que la nueva Pandemia alimentó tanto las tensiones entre ambas potencias económicas, a punto de Donald Trump llegar a amenazar cortar “todas las relaciones” con a China.
Según la OIT, los efectos adversos de la Pandemia sobre la demanda por trabajo probablemente llevarán a amplios ajustes en términos de reducción de sueldo y horas de trabajo.
La oferta de mano de obra está disminuyendo como resultado de las medidas de cuarentena y de la reducción de la actividad económica.
Los impactos en el empleo implican grandes pérdidas de renta para las (los) trabajadoras (es). Se espera una pérdida general de renta del trabajo entre 860 y 3.440 billones de dólares. La pérdida se traducirá en menor consumo de bienes y servicios, el que es perjudicial para la continuidad de los negocios y para garantizar que las economías sean elásticas.
En realidad, deseamos que el Reiniciar de la Historia Poscovid-19 y la vuelta del keynesianismo sea de esperanza para todos nosotros, diferentemente de los conflictos sociales, económicos, ambientales y laborales que manifiestan hoy en todas las regiones del planeta, en gran parte, fruto de la óptica predicada y defendidas por los hayeknistas, en esos últimos treinta nos, que solo hice aumentar la concentración de la riqueza y precarización de la vida y de las condiciones de los (las) trabajadores (as).
Se nuestra lucha fuera contra extraterrestres, posiblemente éramos más unidos, como nuestra lucha es en la propia tierra y de un hombre contra el otro, posiblemente es eso que hace con que los magnates del Neocapitalismo hagan tanta inversión para conquistar el espacio fuera de la tierra, incluso, con la posibilidad de habitar en otro planeta.
¿Será que no es más lógico y más barato vivir acá, sin la explotación de un ser humano sobre el otro, con una economía más distributiva y no de enorme concentración de riqueza? Parece que Hobbes estaba cierto en definir que: “El hombre es el lobo del hombre”.
Referencias
BERCHOLC, Jorge O. La dinámica política y económica de la globalización. Et al. BERCHOLC, Jorge O. El Estado y la globalización. Buenos Aires: Ediar, 2008.
CUNHA, Nilton Pereira da. El Neocapitalismo. Disponible en: www.aal.org.ar/articulo_revista/el-neocapitalsimo-2/. Acceso en: 04/04/2020.
HUTTNER, Robert. O papel dos governos na economia global. In: GIDDENS, Anthony, HUTTON, Will (Orgs.). No limite da racionalidade: convivendo com o capitalismo global. Rio de Janeiro: Record, 2004.
PIKETTY, Thomas. El capital en el siglo XXI. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2014.
PREBISCH, Raúl. Keynes uma introdução. São Paulo. Editora Brasiliense, 1991.
ORGANIZAÇÃO INTERNACIONAL DO TRABALHO. Como a Covid-19 afetará o mundo do trabalho? Disponible en: www.ilo.org. Acceso en: 08/jun/2020.
WAPSHOTT, Nicholas. Keines X Hayek: o confronto que definiu a economia moderna. Alfragide (Portugal): D.Quixote, 2012.
1CUNHA, Nilton Pereira da. El Neocapitalismo. Disponible en: www.aal.org.ar/articulo_revista/el-neocapitalsimo-2/. Acceso en: 04/04/2020.
2PREBISCH, Raúl. Keynes uma introdução. São Paulo. Editora Brasiliense, 1991.
3HUTTNER, Robert. O papel dos governos na economia global. In: GIDDENS, Anthony, HUTTON, Will (Orgs.). No limite da racionalidade: convivendo com o capitalismo global. Rio de Janeiro: Record, 2004, p. 219.
4BERCHOLC, Jorge O. La dinámica política y económica de la globalización. Et. al. BERCHOLC, Jorge O. El Estado y la globalización. Buenos Aires: Ediar.
5PIKETTI, Thomas. El capital en el siglo XXI. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 201
Imagen: Alexandra Exter, Florence, 1915
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