septiembre 2024

«Also Sprach el Sr. Nuñez»: Un texto de actualidad

Also Sprach el Sr. Nuñez

Dorothea Tanning

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En los tiempos que corren, viene a mi memoria este texto tan actual como necesario de Abelardo Castillo. “Also Sprach el señor Núñez” es un cuento del autor mencionado que conocí a través de una obra de teatro dirigida por David Bogado, basada en él. La puesta, trata de dos oficinistas (que eran interpretados en aquella oportunidad por los actores Nicolás Cayol y Pablo Rojas) que, entre papeles, facturas y llamados telefónicos, entablan un diálogo entre ellos -que atraviesa e interpela al público- fantaseando en torno a la naturaleza humana, al absurdo de su existencia y, en especial, a la condición de trabajador asalariado.

El hastío de estos personajes nos llega y nos hace preguntar ¿que sacrificamos con cada jornada de trabajo? ¿qué perdemos de nosotros mismos cuando atravesamos la puerta de la oficina, de la fábrica, etc?

Los personajes juegan/sueñan con vivir vidas distintas, con sublevarse al sistema y con generar un conflicto tan profundo, tan trágico, tan magnífico que ponga en jaque las relaciones de poder dentro del engranaje laboral y finalmente signifique el triunfo -o el final poético- de una clase obrera postergada y oprimida.

Todo eso pasa en el texto de Castillo.. o quizá eso quisiera yo que pase en ese texto y en este momento histórico.. porque no.

La obra nos hace reflexionar sobre cómo las extensas jornadas laborales hacen mella en la psíquis de las personas, que pasan a ser un eslabón en una maquinaria productiva que elimina del trabajo humano la parte creadora del hombre.

¿Cuál es el sentido de una vida en la que viajamos todos los días como sardinas en el transporte público para hacer tareas repetitivas que dañan el cuerpo y el alma? Dice el autor.. y nos conquistó.

Así las cosas, “Also Sprach” nos hace volver a hacernos las preguntas incómodas sobre un sistema laboral que está diseñado para que no pensemos y funcionemos al servicio de una maquinaria que nos quiere quietos y silenciados.

En resumen mis amigos, les recomiendo que lean el cuento de Abelardo Castillo, tanto como les recomiendo que se hagan estas preguntas incómodas y que -sin emular literalmente el gesto propuesto por el señor Núñez- se levanten y peleen en defensa de la clase obrera postergada.. o muramos poéticamente en el intento.

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