#78
LÁGRIMAS Y SONRISAS
Por Redacción
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EL PERFIL DE ESTA SECCIÓN DE LA REVISTA
Este cronista sabe que se debe a sus lectores, motivo por el cual se siente en la obligación de explicarles las mutaciones que esta sección ha tenido a lo largo del tiempo.
En un principio Lágrimas y Sonrisas tenía por misión escrachar, denunciar y, por qué no, someter a escarnio a algunos magistrados o funcionarios del fuero laboral, que les complican la vida a los litigantes y a los abogados laboralistas, aunque siempre con una importante cuota de humor.
En los últimos cuatro años la sección pareció mutar hacia el humor político, lo que se explica por la pereza intelectual del cronista: hacer humor con Don Gato y su Pandilla era facilísimo.
Por el bien del país y de los argentinos, esperemos tener que volver al escrache de jueces y magistrados.
EL KARMA DE SER LABORALISTA Y ASESOR SINDICAL
Como si fueran poco la paciencia y los padecimientos que deben tener y soportar los laboralistas que litigan en el Fuero de la Capital Federal, a los abogados sindicales se les adiciona la penosa situación existente en el Ministerio de Trabajo, donde en los últimos años la tramitación de los expedientes se ha vuelto un calvario.
Dado que, a veces como muestra vale un botón, nos hacemos eco de la queja de un colega que explica que el 2/02/19 pide la certificación de autoridades, producto de una elección realizada a fines de 2018.
El 19/02/19 la solicitud pasa a la Dirección Nacional de Asociaciones Sindicales. Todas las consultas telefónicas (que en la mayoría no se atienden por falta de personal), por vía electrónicas y personales no obtienen resultado. No hay movimiento. Se pide un pronto despacho el 29/08/19. Silencio stampa.
En una de las tantas visitas que hace el letrado para esclarecer tanto misterio, logra determinarse que el bendito expediente se encuentra estacionado, junto con muchos otros desde el 18/9/19 en el Departamento de” Institucionales a cuyo personal le está vedado brindar información.
Los comentarios huelgan…
EL SALARIO JUSTO
Esta es una historia real. El colega, en una charla de café, recordaba la siguiente anécdota:
En la época del famoso laudo gastronómico, un mozo de salón pleiteaba con un conocido hotel de una cadena internacional, denunciando en su demanda un salario mensual elevadísimo, computando las propinas generosas que los pasajeros solían dejar. De tal modo, proporcionalmente, el monto de la liquidación también era muy elevado, lo que dificultaba una conciliación.
En una audiencia, el juez desplegaba todas sus herramientas para intentar alcanzar una transacción y, dirigiéndose al accionante le dice: “¡No me va a decir que Ud. ganaba un salario mayor que el de un Juez!” A lo que el trabajador respondió “No sé Ud., pero yo hablo inglés, francés y portugués”. ¡Glup!
¡GRAN HERMANO NOS VIGILA!
–¿Hola, Pizza Hut?
–No, señor. Pizzería Google.
–Ah, discúlpeme… marqué mal…
–No señor, marcó bien. Google compró la cadena Pizza Hut.
–Ah, bueno… entonces anote mi pedido, por favor…
–¿Lo mismo de siempre?
–¿Y usted cómo sabe lo que pido yo?
–Según su calle y su número de documento, las últimas 12 veces usted ordenó una napolitana grande con jamón.
–Sí, esa quiero…
–¿Me permite sugerirle una pizza sin sal, con ricota, rúcula y tomate seco?
–¡No! Detesto las verduras.
–Su colesterol no es bueno, señor.
–¿Y usted cómo sabe?
–Cruzamos datos con su obra social y tenemos los resultados de sus últimos 7 análisis de sangre. Acá me sale que sus triglicéridos tienen un valor de 180 mg/DL y su LDL es de…
–¡Basta, basta! ¡Quiero la napolitana! ¡Yo tomo mi medicamento!
–Perdón, señor, pero según nuestra base de datos no la toma regularmente. La última caja de Lipitor de 30 comprimidos que usted compró en Farmacity fue el pasado 2 de diciembre a las 3.26 pm.
–¡Pero compré más en otra farmacia!
–Los datos de sus consumos con tarjeta de crédito no lo demuestran.
–¡Pagué en efectivo, tengo otra fuente de ingresos!!!
–Su última declaración de ingresos no lo demuestra. No queremos que tenga problemas con la AFIP señor…
–¡Ándate a la mierda, pelotudo!
–Perdón, señor, sólo queremos ayudarlo.
–¿Ayudarme? ¡Estoy harto de Google, Facebook, Twitter, WhatsApp, Instagram ! Me voy a ir a una isla sin internet, cable ni telefonía celular.
–Comprendo, señor, pero aquí me sale que su pasaporte esta vencido hace 5 meses!!
¡Plop!
LO JUSTO Y LO CORRECTO
En la puerta del hotel “Uno más Uno” se encuentran dos integrantes del Tribunal Superior de Justicia, y se da la casualidad que cada uno estaba con la esposa del otro. Pasada la sorpresa, entablan el siguiente diálogo:
-¡Qué situación embarazosa, estimado colega! Supongo que lo correcto es que cada uno regrese a su hogar con su esposa!
-Sí, estimado colega, eso sería lo correcto, pero no sería lo justo, ya que Ud. acaba de salir del hotel y yo recién estaba entrando.
JUSTICIA LENTA NO ES JUSTICIA
Nos cuenta el colega: “ en un caso por reparación integral de un infortunio laboral ocurrido en el año 2006, en trámite ante el Tribunal de Trabajo N° 2 de San Martín hace más de una década, se dio un nuevo y lamentable suceso que pinta de cuerpo entero el funcionamiento de la justicia laboral provincial. El expediente fue a la Corte Bonaerense por recurso extraordinario local interpuesto por las partes contra la sentencia del Tribunal de Grado. Con sentencia firme, bajó en febrero del 2019 al Tribunal para la ejecución del decisorio. Se pronunció la sentencia en los términos en que había quedada zanjada la litis de acuerdo al Superior Tribunal de Justicia Provincial, y se practicó liquidación por Secretaría corriendo traslado a las partes, en marzo de 2019. La Parte actora impugnó la liquidación y remitió cédula electrónica a la demandada para notificarla de la liquidación y de su resolución ordenatoria. La cédula fue observada en reiteradas oportunidades y la impugnación nunca fue despachada. Esta parsimonia del Tribunal ameritó reiteraros pedidos de PRONTO DESPACHO, y que nos acercáramos en persona para hablar con el Secretario (por lo menos en cuatro oportunidades), a manifestar nuestro asombro/malestar por el paso del tiempo y la imposibilidad de avanzar hacia el cobro de la indemnización por parte de la trabajadora accidentada. La excusa fue que el Tribunal no estaba debidamente integrado, aunque se nos prometía la aprobación de la liquidación en los términos en nuestra impugnación, y la inmediata notificación a las partes por cédula electrónica confeccionada y librada por Secretaría. Aún seguimos esperando que el secretario cumpla. Mientras tanto, las excusas se diluyen con el tiempo, al ritmo de la tan anhelada – y bastardeada – justicia”. Como dice el tango, catorce años no son nada.
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#78
En este número
Procedimiento Laboral
Por Ernesto Zas
Memoria
Por Rubén Mosquera
Jurisprudencia
Por María Alejandra Conti
Doctrina
Por Lucía Corsiglia Mura
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